El discurso de su presidente Enrique Ochoa Reza, fue una vez más, el elemento de confirmación de que en el priismo nacional, la realidad con que enfrentan los problemas de México es, y seguirá siendo la misma, de los últimos 16 años, un llamado a la unidad, a la fortaleza de su militancia, con sus consabidos toques de, vamos a incrementar los salarios, juntos el PRI es invencibles, y demás peroratas que de solo escucharlas aburren.
En conclusión nada nuevo, para un dirigente, sumamente cuestionado de su filiación, que llegó y recorre el país, sin mostrar un ápice de identidad con la militancia, que por el contrario, lo desdeña y lo ve, como un mimo de la política.
Pero la confirmación de que el priísmo está herido de muerte llegó, cuando se pidió al presidente Enrique Peña Nieto dirigir un mensaje a su militancia, -esa que fue acarreada, que no llega por convencimiento, y que por una lanita, acude a los actos a tirar porras y gritar vivas, producto de la prostitución que el mismo modelo partidista ha realizado-.
Peña Nieto, dijo que se viven tiempos nuevos e inéditos para las democracias, condiciones que modifican conductas y aspiraciones.
De igual modo resaltó que para ser la opción del electorado, el PRI debe atender los cambios actuales y ser conscientes de las necesidades de la gente, mismas que hasta hoy el PRI no atiende.
Pero para Peña Nieto, en el PRI no habrá cabida la corrupción, ni la impunidad, y resaltó que aquellos que hayan cometido algún delito tendrán que “enfrentar las consecuencias de sus actos”.
El primer priista de la nación hizo un llamado a no ser omisos ante los casos que indignan a la sociedad, reiteró que en el partido no cabe la impunidad ni los políticos deshonestos que lastiman a la sociedad y traicionan al PRI.
Desde su perspectiva los mexicanos vivimos tiempos nuevos e inéditos para las democracias, condiciones que modifican conductas y aspiraciones, y ante estos cambios los ciudadanos esperan respuestas nuevas y prontas.
De este modo, son muchos los cuestionamientos que surgen, de entrada cuando dice ¿no habrá cabida para la corrupción? O sea antes la había, ¿advierte que el que comenta un delito deberá enfrentar las consecuencias de sus actos? Quiere decir que ¿Antes no se hacía?, cuando refiere ¿quién violenta la ley no debe ser sancionado, trátese de quien se trate? Entonces tampoco esto se aplica en México y ¿Quizá reconoce que la justicia es sectaria en México?, ¿ser conscientes de la gente?, ¿Qué acaso no lo eran?, ¿Qué realidad observan entonces?, ¿Cómo gobiernan este país?, ¿cierran los ojos para observar lo que pasa? ¿Admite que existe omisión en los casos que indignan a la sociedad? Y la omisión ¿acaso no es un delito?
Es evidente que quienes acompañan al presidente Peña Nieto, ni son sus amigos, ni razonan, ni piensan, pues le escriben una sarta de estupideces que solo se aboca a repetir, logrando con ello ampliar más el distanciamiento con la sociedad y con la militancia lastimada por la cerrazón y la absurda negación a reconocer la realidad como es.
El distanciamiento del PRI con la sociedad está más que confirmado con un solo caso y se llama Veracruz, aquí, señor presidente, se tiene memoria, recordamos, y sentimos su indiferencia al grito de una sociedad y una militancia, que desde hace años le pedía atendiera la serie de violaciones que su gobernador Javier Duarte cometió – y que por cierto, sigue prófugo- , ese mismo que ahora no recuerda vino apoyar y hablo que era uno más de los nuevos priistas que colocarían y que transformaban al nuevo instituto político, ese que le mando al Aeropuerto Internacional de Toluca, una maleta con 25 millones de pesos, que suponemos fue una de las cientos de maletas destinadas a su campaña electoral y por la que la justicia, no llega, ni se aplica, esa, misma que sigue cuestionándose al observar como uno a uno, los compinches de este hampón de siete suelas, termina de configurar el crimen perfecto, con el manto protector que le da ser su cómplice.
Así que señor presidente, no le diga a los priístas más mentiras, no le mienta a la militancia de su partido, que estaba deseosa de escucharle dar una pieza discursiva que sirviera de parte aguas del antes y el después del verdadero y renovado nuevo PRI.
Cuando al menos en su discurso utilice, frases como, reconozco que fui, y soy causante como primer priísta de la Nación del mayor error de su historia, cuando admita que gracias a su complicidad y a la permisividad de su gobierno se pudieron configurar los más grandes latrocinios a las arcas de estados como Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo, Tamaulipas, que por su temor a ser denunciado por estos hampones que gobernaron entidades del país cuales reyezuelos, entonces, y solo entonces, habrá de iniciar el nuevo cambio en el PRI, mientras tanto, todo seguirá siendo retórica pura, al más y decantado estilo priista.
Lo que este domingo vieron millones de mexicanos y priístas, fue, más de esa absurda retórica, que ofende, que lastima, que confirma que la complicidad es y seguirá siendo letra de cambio al interior de este partido político, mientras usted, no quiera hacer valer la palabra “cambio”.
Al tiempo.
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