Que fácil le resultó despedirse con un chistorete: “¡Hasta la vista!” y huir por la puerta de atrás de la Fiscalía.
Y es que acaso lo sucedido la noche de este lunes 28 de noviembre pareciera no fue más allá del rímel que se le corrió al arrogante a Luis Angel Bravo Contreras cuando terminó la conferencia de prensa en donde anunció su renuncia.
Con lágrimas contenidas se despidió en privado de sus cómplices y “Ahí nos vemos, ¿mi gabán?”.
Sin embargo, a este amigo –de lo ajeno- no lo pueden dejar ir.
Debe aclarar las complicidades con Javier Duarte que lo llevaron a maquillar crímenes inconfesables, a ocultar cientos de fosas clandestinas donde se esconden historias de niños, mujeres, hombres y ancianos desparecidos, asesinados y sepultados en fosas comunes sin más delito que haber estado en la hora y lugar equivocados.
Luis Angel debe además explicar a qué acuerdos llegó para irse impune. O es que cree que a la opinión pública ya se le olvidó esa tronante declaración del 17 de junio pasado cuando declaró:
“¡Mi puesto es irrenunciable!”
El Fiscal General debe irse en efecto, pero antes declarar ante un juez temas tan sensibles como el de Regina Martínez y el resto de comunicadores sacrificados tras dejar escapar a los responsables de tan abominables actos.
¿Y el tema Gibrán?
Hasta el momento en la familia y el mismo ánimo ciudadano ha quedado la percepción de que fue el hijastro del ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez quien lo ultimó a golpes para rematar con un balazo en la nuca.
Luis Angel, el mismo del pelo relamido, modales exquisitos y cejas depiladas, sin descuidar el rubor en sus lisitas mejillas, deja muchos pendientes.
“¡A mí no me metan en chismes políticos!”, reviró irritado ese 17 de junio cuando se le preguntó si dejaría el cargo tras filtrarse la prematura desocupación hormiga de su oficina y ese tufillo de que ya se había arreglado con los entrantes.
Y es que 48 horas antes de ese señalado 17 de junio, la PGR daba a conocer “más hallazgos de fosas clandestinas lo cual elevaría la cifra de desaparecidos”.
Tan solo en 2014 quedaron fuera de toda localización 500 personas en el marco de 22 mil denuncias contra la policía estatal que no investigó la Fiscalía que hoy orondamente abandona.
La deja en medio del cinismo y la reiterada mentira, ya que aún resuenan en el imaginario colectivo sus tronantes declaraciones cuando sostuvo:
“¡Yo protesté ante el Congreso de Veracruz y la única manera de removerme será a través de esa instancia!”.
Bien sabía que el Congreso, que entraría en funciones el 4 de noviembre contaría con una mayoría panista de 16 curules y cinco más de su aliado el PRD, suficientes para desde esa tribuna legislativa llevarlo a juicio sumario para descabezarlo y que un ministerio público le fincara responsabilidades penales.
El Fiscal saliente quien tanto lastimó en prisión a la periodista Maryjose Gamboa, al triunfo yunista extendió en la víspera una temblorosa declaración en donde externaba “todos mis respetos a la señora Maryjose Gamboa”, quien desde antes de su llegada al Congreso local advirtió que pediría se le investigue por fabricar culpables.
Ya en el pleno, el pasado 10 de noviembre propuso la creación de una Comisión de la Verdad para “respetar y garantizar el derecho a la verdad a la sociedad veracruzana”.
A ella, a Maryjose, le fabricó el delito, como lo hicieron con Regina Martínez y los 18 periodistas más asesinados en este sexenio.
A ello, se suma la fabricación de decenas, cientos, miles de acontecimientos de sangre que han costado la vida al menos a 9 mil veracruzanos en los últimos cinco años, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el padre Pro.
¿Y los desaparecidos de Tierra Blanca que acusan a Duarte y su Fiscal de un montaje y fabricación de pruebas?
No se puede permitir tanta impunidad, menos su cinismo manifiesto.
O es que cree que ya se olvidó cuando hace unas semanas declaró que “ante la inminente asunción del licenciado Miguel Ángel Yunes Linares al gobierno de Veracruz, y líder de los veracruzanos estoy dispuesto a trabajar como lo he hecho con Javier Duarte, será un honor servirle a Veracruz…”.
¡Pamplinas!
Seguro que lo último que olvidó Yunes Linares de las múltiples fechorías de Luis Angel es la sucedida en carne propia al ganador electoral el cinco de diciembre del año pasado cuando elementos de la Fiscalía intentaron entrar en el domicilio de su hijo del mismo nombre sin orden judicial en una clara muestra de acoso y persecución política.
De verdad esta ternura de Fiscal estuvo cierto que nadie se acordaría que el cinco de junio pasado el otro hijo de Miguel Angel, Fernando –Senador de la República- fue detenido en Coatzacoalcos, porque portaba armas de uso exclusivo del ejército y dinero “para comprar votos” y que tras once horas de detención ilegal el MP le dijera: “¡Usted disculpe”!
Son muchas las fechorías como para dejarlo ir a su flamante rancho de Córdoba a disfrutar su dinero mal habido.
Al pasado 28 de enero se sumaron 162 feminicidios sucedidos en los últimos tres años; asimismo hay 950 denuncias puestas ante la Fiscalía General del Estado por personas desaparecidas, de las cuales cerca de 700 casos corresponden a jóvenes menores de 27 años; se calcula además que en territorio veracruzano hay al menos 200 fosas clandestinas.
Una brigada nacional ubicó el pasado 16 de abril en el predio de San Rafael Calería, en Córdoba, 11 fosas con restos calcinados; en Tlalixcoyan se registró un hallazgo parecido.
Y ya mismo, decenas de madres y padres de familia buscan y reclaman por sus hijos desaparecidos o levantados no sólo por el crimen organizado sino por policías que jamás fueron investigados por la Fiscalía.
Luis Angel, el favorito en las fiestas porque Javier Duarte decía que cuenta muy buenos chistes y canta como José José, en algún momento tendrá que regresar de su exilio dorado para explicar por qué le provocó tanto dolor y llanto a miles de veracruzanos llevados al exterminio.
Hoy por lo pronto Luis Angel Bravo Contreras ya está fuera. Es muy probable que no duerma tranquilo con todo y su amor manifiesto que le profesa a Veracruz.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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