Después de treinta años de estar luchando mis facultades habían mermado notablemente, luego de cada encuentro acababa extenuado, tenía que descansar varios días para reponer las fuerzas

Recuerdo que fue una noche de octubre de 1996, luchaba en una Arena de Tijuana contra él Tinieblas, en la primera caída, después de un tope desde la tercera cuerda me empezó a doler la espalda, hacía tiempo que venía sintiendo esos dolores, al principio no le di importancia, era un dolor intenso como cuando duele la ciática, en la segunda caída sentí que las piernas me flaqueaban , los gritos del respetable taladraban mis oídos, y para la tercera caída ya no pude salir, me recargue en la segunda cuerda y  no me pude levantar, perdí por decisión. Me ayudaron a llegar a los vestidores, casi me cargaron en vilo. Tinieblas se acercó preocupado a preguntarme que me había pasado. Cuando el doctor me examino ordenó que me llevaran de inmediato a la clínica en donde me sacaron una radiografía, después de unos minutos que se me hicieron eternos se  la entregaron, la examinó cuidadosamente y me  dijo enseñándome la placa, Muñeco ya no puedes seguir luchando, tienes muy lastimada la columna vertebral, si no lo atiendes puedes quedar paralítico.

Aquella vieja lesión de mis primeros años como luchador estaba cobrando la factura, quedé helado, nunca había considerado las consecuencias de mi necedad, aquel doctor me lo había advertido y yo nunca había hecho caso, me creía Supermán, pensaba que era invencible, me di cuenta de que frágiles somos, me percaté de que estuve a punto de vivir condenado a estar atado a una silla de ruedas. Ese día con todo el dolor de mi corazón decidí abandonar el Pancracio.

Lo primero que hice fue contárselo a Gloria y a don Carmelo, vi cómo se miraron y se angustio el rostro de Gloria, a don Carmelo nunca lo había visto tan serio. Gustavo - me dijo Gloria lacónicamente- es hora de que te retires y me abrazo tiernamente.

Los siguientes días estuve recordando cada momento de mi vida sobre la lona, los amigos que había hecho, como había conocido a Gloria, mis dobles, la muerte de Sergio, uno de ellos, la ternura de Leticia, mi amistad con el Santo y con Blue Demon, Elsa mi primer amor, Pepe su hermano, todos los recuerdos se venían a mi mente,  las máscaras que había quitado, los premios que había recibido, mi paso por la Lucha Libre había sido intensa, había dejado huella, lo importante es que seguía caminando, que contaba con una mujer que me quería y con hijos que ahora era lo más importante para mí.

Guarde definitivamente la máscara, el Muñeco Asesino quedaba atrás, solo era parte de mi pasado.

Gloria se entregó a mí con un cariño que nunca me lo había imaginado, hicimos un largo viaje por el Caribe en su yate, luego fuimos nuevamente a  la Costa Azul, este viaje lo disfrute plenamente, había vencido los mareos, seguimos la ruta costeando Miami, de ahí a las Islas Bermudas en donde nos re abastecimos  luego atravesamos el Atlántico hasta las Islas Canarias, ahí nadamos en la playa y dormíamos en el yate, al llegar al continente aprovechamos para visitar Oporto, el antiguo Puerto de Calais, nos subimos al viejo tranvía para recorrer la ciudad y en las mesas al aire libre nos comimos unas tapas, para mi gusto mejores que las españolas. Al otro día nos fuimos a Lisboa en donde pasamos unos días inolvidables,  fuimos a la Taberna Sal Grosso en donde disfrutamos comida mediterránea, probamos el bacalao (bacalao) que es inigualable y las sardinas a la parrilla que saboreamos con vino de Barros Pinto; de ahí bajamos hasta el Cabo de Gibraltar que doblamos para llegar a Saint-Tropez. Había terminado un ciclo en mi vida.