No pudo haber quedado mejor equilibrada la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas. La persona que le ayudó a hacer la lista al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares debería ser su asesor de cabecera. ¡Qué manera de incluir a todo mundo en esa lista de periodistas, académicos, dueños de medios y activistas sociales!
El gobernador y sus asesores no tuvieron empacho en dejarse regir por los artículos de la ley que la misma Gina Domínguez les dictara; pues a ciencia cierta la CEAPP es y seguirá siendo un invento de Gina Domínguez para calmar las críticas de un gobernador que traía encima a las organizaciones no gubernamentales, a los organismos internacionales y a las cadenas informativas internacionales por la serie de asesinatos en contra de periodistas.
La respuesta a estas agresiones que provenían de diversas fuentes, entre ellas el propio gobierno, no fue garantizar la seguridad para que los comunicadores pudieran desarrollar su trabajo de la manera más eficiente, no, con Bermúdez Zurita en la Secretaría de Seguridad Pública eso no se podía pedir, porque el secretario Bermúdez siempre vio a los periodistas como un pinche estorbo.
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Si el gobernador Duarte hubiera impuesto su autoridad, si no hubiese tenido nada que deberle al “súper policía” que puso en SSP quizá hubiera bastado con un exhorto para que las corporaciones policiacas respetaran a los periodistas, para que no los acosaran, para que no los asesinaran y entonces una comisión de protección a periodistas nunca hubiera sido necesaria.
Pero de lo que se trataba era taparle el ojo al macho, mostrar que el gobernador se preocupaba tanto por los periodistas que hasta una comisión especial les brindaba. Un día en una conferencia sobre los riesgos de ejercer el periodismo en Veracruz una persona me preguntó si no estábamos peleando para que se dictara una ley que garantizara la seguridad de los periodistas. Lo que contesté a esa persona fue que no era necesaria esa ley, porque el periodismo es un oficio como cualquier otro y las leyes del país y de Veracruz deberían garantizar la seguridad de un trabajador de los medios de comunicación de la misma forma que lo hace con el obrero de una fábrica o un maestro, un médico, un panadero, un plomero, un albañil o también un taxista. De modo que si se violenta la seguridad de una persona, si sufre una agresión o un secuestro, no debería anteponerse su oficio para que se atienda el reclamo de justicia. ¿Ya porque es un taxista es menos? ¿Ya porque no es uno de los periodistas que le rinden pleitesía al gobernador, deja de ser importante?
Ya lo decíamos al principio, la Comisión que propusiera el gobernador está de lo más equilibrada porque no sólo incluye a gente como Mussió Cárdenas y Zayda Chiñas, que siempre han sido críticos del sistema, y han abogado por la seguridad del gremio periodístico, sino que también incluye a un miembro que trabajó con Gina Domínguez y que por lo mismo puede abogar por el grupo de los “ginos” que ha quedado en completo desamparo; incluye también a un sujeto que siempre ha presumido su amistad con Fidel Herrera y que se dejaba querer por Javier Duarte, además de haber sido colaborador del “zopilote” en el Centinela.
Larga vida a este portento de Comisión que esperemos sirva para algo más que pagar habitaciones de hotel a hampones del periodismo, o para becar a quienes sufren delirios de persecución, o para mantener a gente a quien sólo le importa que lleguen las quincenas.
Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com
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