Para tener una idea de tal poder, la COPARMEX es el “sindicato” patronal más poderoso del país, y aglutina empresarios de todos los sectores. Cuenta con más de 36 mil empresas asociadas en todo México; aporta el 30% del Producto Interno Bruto y da empleos formales a más de 4 millones de mexicanos.
Por si fuera poco, no solo no estuvo representado el verdadero poder empresarial, sino que quién sabe a quién se le ocurrió sacar del Panteón Francés a la CTM, uno de los sectores del PRI de escasísima representatividad social, y con un líder de presencia ostentosa como lo es Carlos Aceves del Olmo. Pero no solo faltaron los empresarios, tampoco estuvieron los campesinos y pescadores (grandes usuarios del diésel, gasolinas, gas y energía eléctrica), y que son sectores donde se genera el primer eslabón del aumento de precios.
Por ello, no faltó quien viera este Acuerdo de Los Pinos como una caricatura de aquel Pacto exitoso que inventó Miguel de la Madrid, y del Pacto por México de pésimos resultados para los mexicanos que llevó a México a la venta del Petróleo y a liberar los precios de los principales insumos de la empresa y de las familias.
Aun así, y pese a lo “improvisado, incompleto e insuficiente” del Acuerdo, Gustavo A. de Hoyos Walther, presidente de la COPARMEX, le da una oportunidad a Los Pinos para rectificar, pues dice que sí hace falta un Acuerdo pero que sea real, ciudadano y solidario; que proteja a la economía familiar e impulse la competitividad y el desarrollo de todos, particularmente de quienes más lo necesitan. Un Acuerdo, dice la COPARMEX, que impulse a las pequeñas empresas, a los emprendedores, a la innovación. México exige un compromiso sí, pero no uno que tenga objetivos políticos o mediáticos solamente, sino uno que realmente toque la realidad de nuestro país, la economía familiar, la clase media, que ponga la mirada en nuestras fortalezas y no en nuestras debilidades.
Uno de los puntos fundamentales de la propuesta COPARMEX pudiera decirse que es el de eliminar por lo menos a la mitad los 37 programas sociales duplicados que ha identificado el CONEVAL. Se estima que en 2017 se gastarán más de 200 mil millones de pesos en estos programas, incluyendo algunos que tienen un alto riesgo de ser clientelares como los comedores comunitarios y los llamados “servicios a grupos con necesidades especiales”. ¿Le suena algo esa cantidad? Equivale al subsidio que se le eliminó a las gasolinas.
Ojalá, por el bien y la paz del país, Peña Nieto se decida al menos a estudiar y considerar la propuesta total de COPARMEX que incluye además consideraciones puntuales para:
1. Impulsar la economía familiar y la creación de empleo digno.
2. Mejorar las finanzas públicas y promover estabilidad económica.
3. Promover el Estado de Derecho y el combate real a la corrupción.
Quizá un nuevo Pacto o Acuerdo no sea ya la solución al descompuesto ambiente social… pero mientras no haya otra alternativa, Peña Nieto debiera cogerse hasta de un clavo caliente. |