Curioso que después que se soltara la versión de que Javier Duarte de Ochoa, el exgobernador de Veracruz, está muerto, se diera a conocer que la policía internacional, Interpol, ya está tras las huellas de este delincuente. Interpol dice de sí misma: INTERPOL es la mayor organización policial internacional del mundo. Nuestra función es permitir que las policías de todo el planeta colaboren para hacer del mundo un lugar más seguro.
La ficha de Javier Duarte dice que es un sujeto del género masculino, de 43 años, que nació en Veracruz y que habla español. A Javier Duarte, dice la ficha de Interpol, se le busca por “delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita”. Se incluye en esta ficha una serie de fotografías del sujeto buscado, desde cuando era gordo botijón, hasta cuando fue flaco y desmirriado.
¿Quiénes necesitan de Fidel Herrera?
Es el colmo, pero ya hay personas que le están dando la bienvenida a Fidel Herrera a Veracruz. En algunas paredes de Córdoba y Orizaba apareció pintada la leyenda: “Bienvenido Fidel, Veracruz te necesitaba”. ¿Quiénes necesitan a Fidel? Seguramente aquellos que se vieron beneficiados con la corrupción que él alentó; aquellos que se habituaron a la deshonestidad como servidores públicos. También celebran la llegada de Fidel los miles de aviadores que fueron retirados de las dependencias estatales, quienes mantienen viva la esperanza de regresar a su pista de aterrizaje. También le deberían de dar la bienvenida los empresarios corruptos que se acostumbraron a pagar el “diezmo” a cambio de realizar obras de mala calidad.
Felices estarían si Fidel volviera al poder aquellas empresas farmacéuticas que clonaron medicinas, pues seguramente con Fidel o con su hijo ellos tendrían mano como distribuidores. Felices estarían también las organizaciones criminales que trabajaron a sus anchas mientras el mesías de Nopaltepec era gobernador. Felices las reinis, quienes quedaron destronadas, felices las lideresas sindicales corruptas como Érika Ayala, felices los jóvenes priistas, porque su sensei los puede volver a guiar.
Por último, felices los medios de comunicación que se rindieron al encanto del convenio mal habido, que se prestaron a la abyección más indigna, felices los pasquines y los periodistas chayoteros; felices los “ginos” porque con Fidel recobrarían el lustre opaco que los caracterizaba.
Armando Ortiz
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