Esto provocó que la entonces titular de la SEV, Xochitl Adela Osorio, anunciara que demandaría al autor de la filtración y ahí murió el argüende. Ni demandaron a Silva ni dieron de baja a ningún aviador.
Ayer di a conocer en este espacio que el 65 por ciento de los trabajadores del Instituto Veracruzano de Bioenergéticos (Invervio) son aviadores. Es decir, más de la mitad ni siquiera conocen las oficinas donde presuntamente laboran, simplemente cobran en un cajero automático y listo.
En la Secretaría de Salud, hasta los sobrinos en segundo grado de los líderes cobran sin trabajar. Eso se sabe desde hace años y se ha señalado ene cantidad de veces, pero de ahí no ha pasado el asunto.
También ayer trabajadores del COBAEV denunciaron que 300 “amigos” de la lideresa sindical Erika Ayala Ríos, no sólo cobran sueldos, sino además compensaciones como miembros distinguidos de la Fuerza Aérea de esa institución.
En el caso de los amigos de la lideresa. Vamos a suponer que cada uno gane 5 mil pesos quincenales (sin contar prestaciones). Nomás en una quincena se llevan en conjunto un millón 500 mil pesos. Pero al año esos 300 vividores le roban al erario 36 millones de pesos.
De acuerdo con estimaciones muy someras, la cifra anual que gastamos los veracruzanos en mantener a estos zánganos ronda los dos mil millones de pesos.
Esto es un atraco con todas las agravantes; un asalto en despoblado y un delito grave.
Todos estamos furiosos por los millones de pesos que se robaron Javier Duarte y su pandilla, pero a nadie enfurece la cifra que año con año se roban estos mantenidos.
El problema de las aviadurías está tan enquistado en la entidad, que las oficinas burocráticas han convertido a Veracruz en un gigantesco aeropuerto por donde literalmente “vuela” el dinero. Pero nadie hace nada para solucionarlo.
Entre lo que prometió el gobernador Yunes Linares destaca su compromiso de acabar con esta plaga. Pero una de dos: o no se supo explicar o no le supimos entender, porque de las oficinas de gobierno están siendo echados sin ningún miramiento, hombres y mujeres que han desquitado honradamente su sueldo pero cometieron el delito de trabajar en el sexenio anterior.
Algo pasó entre las promesas del candidato, que no empatan con las actitudes del gobernador. Y quizá el peor de sus errores es hacer caso omiso a quienes se desgañitan en la plaza Lerdo exigiendo que les devuelvan su fuente de empleo.
Tan sencillo que sería correr y denunciar judicialmente a los aviadores y que el dinero con el que hoy se les paga, sirviera para pagar a quienes sí trabajan.
Sí, sería sencillo, pero nadie quiere echarse ese trompo a la uña.
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