En esa misma tesitura debe verse el reciente “descubrimiento” de una bodega en la ciudad de Córdoba en la que se fueron a guardar los enseres personales de los Duarte Macías que estaban en Casa Veracruz, incluidos los enormes retratos al óleo que la pareja se mandó a hacer para disfrute de su ego y mal gusto.
Los “pájaros de cuenta” del duartismo, hampones al fin como todos ellos, están proporcionando información al gobierno estatal yunista con la que continúan hundiendo a sus ex amigos y ex patrones. Pero la pregunta que cabe hacerse aquí es ¿a cambio de qué?
Que se sepa, ni la Fiscalía General del Estado ni la Procuraduría General de la República han abierto un proceso ni presentado siquiera una denuncia contra Moisés Mansur y Juan José Janeiro, a pesar de que ser ambos confesos prestanombres de Duarte de Ochoa.
De igual manera, en el caso más reciente, se ha vinculado tanto a los diputados por Córdoba, el local Juan Manuel del Castillo y el federal Marco Antonio Aguilar Yunes, con la bodega en la que se encontró lo que los Duarte Macías se llevaron de Casa Veracruz –hasta una banca de parque se birlaron.-
También es destacable que a pesar de haber sido señalados reiteradamente como parte de los principales responsables del saqueo a las arcas del estado, ni Juan Manuel del Castillo ni Vicente Benítez, ambos diputados locales, han sido tocados por la administración que prometió hacer justicia en el estado de Veracruz.
¿Está el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares canjeando información por impunidad? Hasta el momento, hay indicios para afirmarlo. Y sería verdaderamente deplorable que algo así se llegase a confirmar.
Si bien Javier Duarte y Karime Macías –el verdadero cerebro detrás del fraude del duartismo- son los principales responsables del quebranto financiero de la entidad, no son los únicos. Y dejar impune al resto de la pandilla a cambio de una delación no es hacer justicia.
Es pan con lo mismo.
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