Así, el gran espectáculo de la justicia en Veracruz es protagonizado por Miguel Ángel Yunes, quien se ha colocado en la línea de fuego al señalar a culpables sin pruebas, desde las medicinas extrañamente adulteradas para enfermos de cáncer hasta la aprehensión del ex gobernador interino Flavino Ríos, quien sucediera a Javier Duarte por un breve lapso hasta concluir su gestión.
En este escenario se le culpa a Flavino Ríos de tráfico de influencias, abuso de autoridad y encubrimiento, por facilitar la ruta de escape de Javier Duarte por prestar el helicóptero del gobierno del estado, pero asegura no saber que tenía una orden de aprehensión el ex gobernador.
Desconocer un hecho como éste, siendo el gobernador en turno, es imperdonable. Si hubiera una sanción por falta de información de los funcionarios públicos, la otra mitad de ellos estaría en la cárcel.
La falta de información ha servido a muchos políticos para encontrar coartadas a su mal proceder y evitar la sanción, alcanzando no sólo la impunidad sino la continuidad de su carrera política.
En este escenario, Veracruz está en el centro de la mirada de los medios de información, que reflejan los movimientos de quienes debiendo estar en la cárcel se convierten en diputados federales y diputados locales, para hacer del fuero el mejor vehículo hacia la impunidad.
Desde el discurso de toma de posesión, donde aseguró que metería a la cárcel a Javier Duarte, hasta la detención de Flavino Ríos, puede pensarse en escenarios montados.
Si a esto añadimos el escandaloso anuncio de los medicamentos alterados y la bodega donde se guardaban pinturas de Javier Duarte, y los diarios de su esposa Karime, parecieran ser hechos prefabricados, que restan credibilidad al gobernador, quien, obligado por las circunstancias, debe sacarse culpables de la manga, ante la imposibilidad de encontrar a los peces gordos del desfalco contra los veracruzanos.
Yunes no convence, cada día pareciera estar más cerca del problema que de la solución. Tiene ante sí la presión de los veracruzanos quienes le exigen cumpla con sus promesas de campaña, pero también tiene encima las elecciones del 4 de junio, donde debe defenderse de los contrincantes de otros partidos para que los electores no le den la espalda a su partido, el PAN.
Ante esta presión la única alternativa del gobernador es la creación de escenarios que puedan evitar el creciente desgaste de su imagen personal y la de su partido, y así tiene en la detención de Flavino Ríos su más reciente producción.
La realidad es que, al no tratarse de un delito grave, como lo habíamos asentado en esta columna, Flavino puede afrontar su juicio en libertad, pero el aparato de justicia estatal, que encabeza Miguel Ángel Yunes, lo prefiere tras las rejas con el objetivo de darle legitimidad a su lucha por la justicia en Veracruz.
A sabiendas de que la imputación de la culpabilidad contra Flavino Ríos, no es suficientemente sólida como para comprobar que se persigue a la banda de Javier Duarte, el gobernador del estado ordenó a Jorge Winckler Ortiz, el fiscal del estado, denunciar por otro delito al ex mandatario interino.
Esta vez la acusación contra Flavino es por el desvío de 247 millones 126 mil 087 pesos, por la función que tuvo en su paso como Secretario de gobierno. Las irregularidades señaladas van del 20 de julio de 2015 al 12 de octubre de 2016.
Se informó, desde las instancias del gobierno estatal, que se hallaron en la Secretaría de Gobierno una serie de inconsistencias basadas en gastos que no estaban documentados.
Se presentó la denuncia por este delito ante la Fiscalía Especializada en Delitos Relacionados con Hechos de Corrupción y Cometidos por Servidores Públicos, de la Fiscalía General del Estado de Veracruz.
Este delito podría ser uno de los muchos que debió sumar desde que trabajó con Miguel Alemán, continuó con Fidel Herrera y siguió con Javier Duarte a quien sucedió, pero anteriormente fue su secretario de Educación y de Gobierno. Flavino no es inocente, pero ahora al gobernador se le responsabiliza de agarrar a los peces chicos y dejar ir a los peces gordos, a quienes se comprometió a detener y castigar.
Miguel Ángel Yunes Linares no ha gobernado. Se dio, desde el inicio de su gestión, a la tarea de perseguir a los culpables que, si bien debió ser una de sus preocupaciones, no es la única que debe tener el mandatario estatal.
Otro de los graves problemas es la falta de interés de inversión en el estado. A pesar de que se le ha pedido a empresarios de dentro y fuera de la entidad que pongan a trabajar su dinero en infraestructura para el estado, los inversionistas no confían en que alguna obra, cualquiera que sea, pueda concluirse en menos de 20 meses, que es el tiempo que le queda de vida a la actual administración panista encabezada por Miguel Ángel Yunes Linares, de tal suerte que esperarán a que llegue el próximo gobernador, con un periodo normal de seis años, para participar en licitaciones, construcciones, inversiones directas, etc.
La brevedad de este periodo gubernamental tiene sus propios problemas, si a esto añadimos que el gobernador no gobierna y se dedica a labores de procurador, encontramos un vacío de poder que seguramente repercutirá en las próximas elecciones donde están en juego la totalidad de los municipios de la entidad.
Si Javier Duarte obligó a los veracruzanos a votar contra el PRI en las pasadas elecciones; ahora, Miguel Ángel Yunes hará que se vote contra el PAN, ante la pasividad de los principales problemas de la entidad y su obsesión por crear escenarios que justifiquen que persigue a los saqueadores de su entidad, aunque sin éxito.
A excepción de la inauguración de la terminal de contenedores en Tuxpan, Yunes Linares no ha presentado ningún resultado de su trabajo. En poco más de cien días de gobierno no se conoce avance. Dichas obras inauguradas el pasado 7 de febrero, en ese puerto, fueron realizadas y concluidas antes de que el panista llegara al gobierno.
De tal suerte que Yunes Linares dedica el tiempo de su gubernatura a asuntos judiciales en lugar de preocuparse por reactivar la economía de su estado, que su antecesor dejó en bancarrota.
Los veracruzanos pensarán, y con justa razón, que no habrá acto de justicia que valga hasta que no se detenga y castigue a Fidel Herrera o a Javier Duarte, o a ambos… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
Dudas y comentarios, escríbenos a:
angelalvarop@hotmail.com
Twitter @politicosad
|