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Si cuando hablamos de demografía mundial (generalidad), el primer ejercicio de desagregación que se hace es el correspondiente a las demografías nacionales (especificidad), tenemos que allegarnos más elementos que los simplemente cuantitativos. Veamos. Los conceptos Nación y Estado otorgan significado cultural, formal y material, a unidades territoriales específicas (dimensión espacial), al concebir el conjunto de interrelaciones personales de naturaleza bio-psico-social que se originan en una región determinada y se transforman en ulteriores macrorrelaciones de organización política y funcionamiento social, atinentes a una determinada colectividad humana (población), durante el curso de periodos amplios (dimensión temporal). El curso de las relaciones sociales, al conjuntar realidades engarzadas en procesos de larga duración, involucra niveles de adecuación, diferenciación y yuxtaposición de lugar y espacio, que se conciben material e instrumentalmente en función de la acción humana y el desarrollo técnico aparejado, que altera un original medio natural y desemboca en paisajes humana y ambientalmente modificados. Watsuji dice que la interacción del hombre con climas y territorialidades produce un paisaje físico y cultural determinado, donde la inseparabilidad de lo individual y lo social resalta la ambientalidad climático-paisajística como una característica estructural de la vida humana, originada en la mutua acción del hombre y su entorno, en espacios y tiempos definidos. Así, las sociedades viven la necesidad de adaptarse al clima y a la fertilidad del suelo, que resultan factores determinantes en los procesos de acomodamiento y distribución espacial de la población, motivando la ulterior formación de estructuras y patrones de organización colectiva que, por su propia dinámica, gestan avances tecnológicos, mayor división del trabajo y una demografía propia. La acción humana reconduce, entonces, la naturaleza de las interrelaciones personales hacia formaciones sociales que recrean intencionalmente el paisaje previo en uno de mayor complejidad. Y las adaptaciones y acomodamientos sociales producen demografías nacionales, cuyo primer nivel de conocimiento se funda en ejercicios de medición y construcción de índices poblacionales específicos, que de inmediato se engarzan con una pluralidad de líneas de interpretación étnica, económica, sociológica o política -según el énfasis elegido- involucradas en la investigación demográfica. Siempre que se intenta relacionar una determinada población con el concepto nación, resulta fundamental lograr ejercicios de reconstrucción de regiones que pueden asumir identidad plena con un estado nacional, o parcialmente en la medida que una nación puede ser continente de varios estados o, inversamente, varias naciones pueden ser partes de un estado unitario. Políticamente, esto se debe a que el concepto de Nación posee tintes antropológicos, porque sus integrantes comparten una misma cultura, es decir, un sistema de ideas y signos (religión y lengua), de asociaciones y de pautas de conducta y comunicación, así como de organización política, que surgen de la pertenencia a una colectividad étnica y dan lugar a los elementos distintivos de una población dada: patrones de poblamiento y territorialidad, ligadas con una base cultural formada de ideas religiosas, tradiciones, costumbres, lengua y formas de gobierno particulares. Cierto. |