Antes que otra cosa, le pido su opinión sobre la izquierda internacional, para ubicar en contexto a la mexicana.
“La izquierda” -me dice- “tiene una historia de división constante debido a las interpretaciones rigurosas de lo que se considera la teoría. Del Marx endiosado se derivaban las formas tácticas y estratégicas que llevarían a un mundo mejor, aunque por desgracia la realidad política se apegó a las pasiones malsanas y bajos instintos de la lucha por el poder, generando sistemas que se alejaban mucho del mundo feliz. Ejemplos sobran: el Gulag, los campos de reeducación chinos, el sistema policiaco cubano, el régimen asesino norcoreano. Por ahí cruza el asesinato de Trotsky en México y las purgas sistemáticas en los partidos de la vanguardia del proletariado, donde los proletarios estaban ausentes.
“Esa era una izquierda estudiosa e idealista, muy contraria a la izquierda actual, que es calculadora, pragmática sobre el acceso al poder y sus beneficios y, en el caso mexicano, muy proclive a la corrupción. Lo que en su momento fue un caso emblemático consistió en el intercambio de la gubernatura de Nayarit con el PRI de Muñoz Ledo por una senaduría para Jorge Cruickshank, líder del Partido Popular Socialista (PPS).
“Desde entonces el PPS pasó a conocerse como ‘Pocos Pero Serviles’, condición no muy lejana de algunos de los líderes de aquella izquierda que hoy se concentran en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
“Los Chuchos, una de las tribus más importantes, llegaron con lo que aprendieron en la escuela del Partido Socialista de los Trabajadores, un partido subsidiado por el Gobierno, y de cuyo líder y dueño un caricaturista una vez dijo algo así: ‘Récord de lo insólito, esta semana Aguilar Talamantes no se corrompió’.”
Pero el PRD empezó -le replico- como un partido contestatario, enfrentado firmemente a los gobiernos priistas. Representó a la oposición seria de izquierda. ¿Ahora ha cambiado eso?
“Ante el pragmatismo actual, no es de extrañar que muchos de los pasos del PRD se den en consonancia con el Gobierno. La justificación gira alrededor de un falso nacionalismo y hasta patrioterismo. La vox populi sostiene que siempre hay una ganancia económica para los que toman las decisiones y, si el rumor es cierto, se trata de muchos millones de pesos (como la recompensa para una candidata que declinó a favor del PAN en Tlaxcala), pero vaya usted a creer en habladurías. Cuestión aparte -que no es de menor importancia-, es cómo algunas de las familias perredistas se han apoderado del Poder Legislativo y se alternan las curules entre cónyuges.”
Interesante, interesante el punto de vista del doctor Schmidt. Mañana terminaremos esta charla.
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