Dice el texto de Carrasco: “El general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, ha impulsado la creación de batallones de Policía Militar en cada una de las 12 regiones en las que el Ejército tiene dividido al territorio nacional… Se trata de vigilantes con escaso adiestramiento con los que el Ejército está ocupando nuevos espacios de seguridad pública en todo el país. Dentro del Ejército, la Policía Militar está organizada como un cuerpo de vigilantes para mantener el orden en las instalaciones militares”.
Algo que resalta y nos debería tener preocupados a los veracruzanos es otro dato que aporta el periodista de Proceso: “Sin mayor entrenamiento en operaciones militares ni armamento y, desde luego, ajenos a la seguridad pública han sido enviados por el general secretario como mero refuerzo disuasivo a zonas tan complicadas como Sinaloa, Veracruz o Puebla”.
Y sí, el 8 de abril de 2017, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares anunció con bombo y platillo que la Policía Militar llegaba a Veracruz como una estrategia más para la inseguridad, además de anunciar que ciertas corporaciones nacionales como la Gendarmería, se concentrarían en algunas partes del estado.
A lo mejor suena muy rimbombante el nombre de POLICÍA MILITAR, pero en los hechos sus atribuciones nada tienen que ver con la Seguridad Pública. De hecho, según la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, “el Cuerpo de Policía Militar tiene a su cargo coadyuvar a la conservación del orden y a la vigilancia del cumplimiento de las Leyes, Reglamentos y demás disposiciones militares de carácter disciplinario, dentro de las Unidades, Dependencias, Instalaciones y áreas del terreno pertenecientes al Ejército y Fuerza Aérea o sujetas al mando militar del Comandante, bajo cuyas órdenes opere”
Además realizará las funciones siguientes: “Custodiar y proteger los Cuarteles Generales, Instalaciones y otras Dependencias del Ejército y Fuerza Aérea; Organizar la circulación, dirigir el tránsito de vehículos y personas y controlar a los rezagados; Custodiar, evacuar y controlar a los prisioneros de guerra, custodiar a las prisiones militares y a los procesados y sentenciados; Cooperar con los órganos especiales en la averiguación y prevención del espionaje, sabotaje y demás actividades subversivas; Vigilar el cumplimiento de las medidas para garantizar la seguridad física de las personas, de la información y de las instalaciones”.
Y cuando reciba órdenes de las autoridades militares competentes: “proteger a las personas y a la propiedad pública y prevenir el pillaje y el saqueo en los casos de emergencia; y auxiliar a la Policía Judicial Militar”.
No es menospreciar la labor del Ejército Mexicano, que merece todo nuestro respeto, pero ellos mismos han cuestionado que no tienen ni siquiera un marco legal para actuar; ahora tienen a una Policía Militar en las calles, fuera de los cuarteles que son su zona natural de operación.
HUACHICOLEROS: LOS DEJARON CRECER
Desde hace años es sabido que en algunas zonas del istmo, así como en zonas cercanas de Veracruz a Puebla, se vende gasolina robada. Basta preguntarle a los taxistas de Xalapa dónde cargan algunos sus unidades, sobre todo con el aumento desmesurado de placas del servicio público de transporte en el estado.
Es un entramado complejo en donde también intervienen funcionarios y empleados de PEMEX, especialistas en ductos y obreros. Se recuerda que en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán comenzó a haber una ola de explosiones en ductos de PEMEX así como de robo de combustible en Veracruz, que pusieron en primer lugar a la entidad; casualmente, al mismo tiempo, el entonces gobernador pedía un Atlas de Riesgo para la ubicación de puntos de los ductos en PEMEX.
Lo que entonces era un delito poco común y muy especializado, se convirtió hoy en una de las ramas de la delincuencia organizada y negocio millonario. Se sabe también que los narcotraficantes utilizan esta misma gasolina para movilizarse o incluso para transportar droga en lanchas rápidas en costas de Veracruz.
Veracruz no está exento de todo lo anterior, si bien Puebla ahora es el foco rojo de los ya afamados “huachicoleros”, a Veracruz se le enlaza con una delincuencia regional que usa las fronteras entre tres entidades como centro de operaciones. Al respecto, delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) en Oaxaca, Javier Martín Villanueva, detalló en recientes días que se han realizado aseguramientos de hidrocarburo en la región Mixteca de Oaxaca, el cual era transportado desde Veracruz y Puebla.
Aquí en la aldea, lo que se ha visto son algunos patrullajes como a los que nos acostumbró Calderón cuando mandó a las fuerzas armadas a las calles. Dicho lo anterior, y con la experiencia previa, se esperaría que en lugar de reaccionar a eventos violentos inesperados, la Gendarmería y demás cuerpos que anunció Yunes fuesen directo a operativos especiales para detención de malandros de alto calibre, como ocurrió en Tierra Blanca cuando llegaron a detener al jefe de plaza del Cartel Jalisco Nueva Generación en enero de 2016 en pocos días… Es decir, ¿de qué sirve una Gendarmería haciendo el rol de patrulleros quemando a lo tonto gasolina y tiempo-hombre?
Lo anterior cobra mayor fuerza cuando el 28 de febrero el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, llegó muy “sácalepunta” a Córdoba para decir que ya sabían quiénes eran los malosos y que iban por ellos.
A esto también habría que sumarle si por la colindancia geográfica de Veracruz con Puebla no tarda en aparecer el llamado “efecto cucaracha” por el operativo muy anunciado (casi casi les están dando la ventaja para escape) para combatir a los “huachicoleros”.
Ojalá que este “efecto cucaracha” no empiece a verse en suelo veracruzano, donde también operan estos grupos, como quedó evidenciado este domingo en la región de Acajete. Otro lugar, pero colindante con Oaxaca y con saldo de un muerto, fue en la zona de Sayula, donde hubo un enfrentamiento entre federales y delincuentes.
EN EL NORTE NI SE INMUTAN
Este domingo el gobernador estuvo en la Huasteca, donde se reunión con alcaldes para hablar del tema de seguridad. El 11 de diciembre de 2016, Yunes Linares decía que los delincuentes tendrían miedo porque ya había llegado al poder. Su cita textual fue: “A partir de hoy, quienes temerán son los delincuentes”.
Pero al parecer los delincuentes no se enteraron de su llegada a Palacio de Gobierno porque los muertos en la zona del Totonacapan siguen y existen amenazas serias en la zona de la Huasteca, donde han aparecido mantas con serias acusaciones en contra de la familia García Escalante (de Pánuco, aspirantes a caciques protegidos por el gobernador); palabras más, palabras menos, el grupo delictivo “Los Zetas” les recuerda que no hace mucho eran amigos y que son los García los autores intelectuales de haber asesinado al líder cañero Teódulo Gea Domínguez, quien también era alcalde suplente.
EPÍLOGO FARSA: Hay quienes comienzan a sospechar que el Partido Encuentro Social es un sainete que al final servirá de parapeto para ayudar a la alianza PAN-PRD. Hay una lógica contundente: el dirigente estatal Gonzalo Guízar Valladares es muy cercano al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien lo hizo alguna vez candidato del PAN a la alcaldía de Coatzacoalcos y perdió. Ya se verá si hay declinaciones o ve usted a los Guízar ocupando cargos públicos en el futuro por alguna mentada negociación. Lástima… Por otro lado, dicen que Yunistaservidores andan asesorando a candidatos de Movimiento Ciudadano… ¿Será que Dante ya se reconcilió con su antiguo enemigo?
EPÍLOGO AFORTUNADO: Muchos priistas de hueso colorado ven con buenos ojos que no haya venido el dirigente nacional del PRI a Veracruz.
EPÍLOGO FISGÓN: Acá en Xalapa, uno que otro periodista tampoco pierde de vista el detalle de que el líder obrero Carlos Vasconcelos Guevara gusta de andar con varios guachomas empistolados y con cara de malos en eventos políticos. Y eso fue mucho antes de ser candidato por la alcaldía de Coatzacoalcos… ¿O será que también tiene miedo de andar en Xalapa donde nadie lo conoce?
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