Los señalamientos contra la actual administración estatal de incrementar el número de las ejecuciones en la entidad, sin poder contener la ola delictiva y de inseguridad, forman ya parte del lastimoso saldo que ha dejado a su paso la presente administración.
Sumado a ello, el más reciente caso de la toma de la Fiscalía General del Estado (FGE) por parte del Colectivo por la Paz Xalapa, en reclamo por la falta de atención o de equilibrio en el trato a los colectivos, anota una raya más al tigre.
Pero el tema que sobre sale, es sin lugar a dudas el conflicto intergremial del Sindicato de Tamsa, ese que mantuviera controlado en suma medida las administraciones priistas en ese afán de continuar con esa permisiva relación estado-empresa-sindicato, que electoralmente era redituable para el gobierno, y que mantenía sin problemas la operación de la la empresa siderúrgica más importante de Veracruz.
El encuentro entre Miguel Ángel Yunes Linares y Paolo Rocca accionista mayoritario del consorcio italiano, terminó por confirmar que algunas cosas habrán de continuar su curso, quiérase o no.
Y es que la negociación directa del mandatario estatal, confirma que en algunas cosas, el mandatario veracruzano habrá de contener su determinación en aras de lograr mantener la inversión y los empleos de la empresa fundada por el mismísimo Bruno Pagliai a mediados del siglo pasado.
A qué punto habrá llegado esta negociación, que el mandatario veracruzano acudió al Penalito de Veracruz para entrevistarse con el líder gremial Pascual Lagunes, al que seguramente le transmitió el mensaje de o coperas o atente a la aplicación de la justicia.
Aun cuando se rumora que Lagunes saldrá en las próximas, y tendrá que acudir cada 15 días a firmar como resultado de las enfermedades propias de su edad y, lo cierto es que pareciera que al mandatario Yunes las cosas le van mal y de malas.
Al tiempo.
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