El “timing” de la difusión del video estaba cuidadosamente calculado, pues este mismo jueves López Obrador inició una gira proselitista en el estado de Veracruz. Fue éste el “recibimiento” que le dio el régimen yunista, pues a estas alturas es imposible de ocultar que el responsable de las filtraciones a los medios de los videoescándalos de Morena es el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, cuya proclividad a esta forma de hacer y entender la política es conocida desde hace más de 25 años.
Como era de esperarse, Rocío Nahle, una de las principales operadoras políticas del lopezobradorismo a nivel estatal y nacional, negó lo dicho por Eva Cadena en el video, volvió a deslindarse de ella y acusó al gobierno de Yunes Linares de la autoría de las videograbaciones. Pero fue más allá.
Rocío Nahle aseguró, sin presentar pruebas o siquiera algún mero indicio de sus afirmaciones, que quien le entrega el dinero en los videos a Eva Cadena es Ana María Winckler, hermana del fiscal general del estado de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, y demandó que el gobierno estatal presente dichos videos completos, sin editar, para demostrar lo que llamó un “montaje” para atacar a Morena.
La comedia de desatinos la continuó la propia Fiscalía General del Estado. Luego de que le abrieran micrófonos en medios radiofónicos de la Ciudad de México a Ana María Winckler para, por su parte, rechazar los dichos de Nahle y anunciar que la demandaría por difamación, el organismo a cargo de su hermano anunció que citará a declarar a la diputada federal de Morena, con una celeridad para procurar “justicia pronta y expedita” que ya quisieran gozar todas las víctimas del delito en Veracruz, incluidas las madres de los desaparecidos y los periodistas agredidos.
A su llegada a Veracruz, Andrés Manuel López Obrador emprendió una defensa fervorosa de la honorabilidad de Rocío Nahle, sólo superior a la que en su momento realizara, previo a los videoescándalos, de la propia Eva Cadena cuando fue señala como corrupta por habitantes del sur de Veracruz que la conocen de tiempo atrás.
El cierre de una de las jornadas políticas más sucias de los últimos tiempos en Veracruz registró una peligrosa elevación del tono de la confrontación. López Obrador recibió un huevazo en la cabeza en la ciudad de Huatusco, que no pasó a mayores, pero que bien pudo haber tenido consecuencias de otra magnitud.
La desmesura de todos los actores políticos que juegan en el escenario de Veracruz es de una tremenda y absurda irresponsabilidad, en la que todos tienen culpas que se niegan a asumir.
Por más que quieran, López Obrador y sus operadores en Morena no pueden hacer como que la corrupción de Eva Cadena no les incumbe ni es su problema. Ellos, Andrés Manuel y principalmente Rocío Nahle y Cuitláhuac García, avalaron postularla primero como candidata a diputada local por Coatzacoalcos II el año pasado, y hace unas semanas como aspirante a la alcaldía de Las Choapas. Si no hubiera sido exhibida en los videos, seguiría siendo su candidata y tendría amplias posibilidades de ganar la presidencia municipal. ¿Cuántos candidatos más tendrán con ese mismo perfil?
Por su parte, es vergonzosa la manera como el gobierno de Miguel Ángel Yunes está volcado en pleno a las campañas, como un brazo político ejecutor, mientras Veracruz sigue hundiéndose en la crisis económica y la inseguridad.
La actuación de todos, en uno y otro bando, equivale a lanzarle huevos podridos en la cabeza a todos los ciudadanos. ¿Qué hicimos para merecernos políticos tan jodidos?
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