Es claro que el Gobernador de Veracruz, Miguel Yunes Linares, no tiene opción de ser candidato a la Presidencia de la República, al menos no por el PAN o su probable alianza con PRD, incluso, difícilmente optaría por buscar una independiente, o una incursión en algún instituto político de poco alcance, estilo Partido Joven, o uno de esos inventos.
Miguel Yunes no podría ser candidato a la Presidencia simple y sencillamente porque no le alcanza. Cierto es que su popularidad en Veracruz, esa misma que lo llevó a lograr la alternancia histórica en el poder, sigue vigente, sin embargo, no le ayudan azuzándolo o haciéndole creer que puede, pues su plan, lógicamente y en el fondo, no es llegar a la boleta del 2018.
Miguel Yunes es amigo personal del líder nacional de su partido, Ricardo Anaya. El veracruzano tuvo que platicar este movimiento con él antes de pedirle a sus dirigentes estatales lo encartaran. Yunes se suma a personajes como Juan Carlos Romero Hicks, Luis Ernesto Derbez, o incluso, Rafael Moreno Valle, quienes sabiendo que no pueden, buscan ser, con el objetivo real de conseguir otros beneficios.
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Miguel Ángel Yunes tiene claro que no puede ser candidato al 2018, pero sabe que con este movimiento, mostrando sus aspiraciones y aprovechando la fuerza que le dio exhibir a Javier Duarte, además de sus victorias en los pleitos con López Obrador, puede alcanzarle para obtener una Secretaría relevante en el hipotético gabinete de Ricardo Anaya, en específico, la de Gobernación, su objetivo central.
El plan de Yunes tiene mucho más futuro con Anaya que con Margarita Zavala. El de Veracruz sabe que con la ex primera dama difícilmente podría aspirar a una Secretaría de Gobernación, Desarrollo Social o Hacienda, aunque tampoco quedaría fuera del gabinete VIP.
Con su destape, Miguel Yunes quiere lograr la clásica jugada de tres bandas: buscar una fuerte Secretaría de despacho federal en el 2018; fortalecer la candidatura de su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, alcalde de Boca del Río, para sucederlo en la gubernatura, y por supuesto, de paso, robustecer su presencia nacional en el PAN.
Miguel Yunes no sólo logró crecer en la opinión pública gracias a los desatinos de Javier Duarte y sus secuaces, también por sus enfrentamientos con López Obrador. El tabasqueño ha perdido sus pleitos verbales cada vez que viene a Veracruz, haciéndole, de rebote, el "caldo gordo" al panista.
Las coincidencias o improvisaciones no existen en comunicación ni en política. Yunes pidió permiso para lanzarse al ruedo, se lo dieron y desvía la atención, sin embargo, detrás de su jugada hay mucho más que una inalcanzable candidatura al 2018, y eso, le aseguro, no es política-ficción.
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