Viejos partidos y sus viejas victorias que han hecho de nuestro país, estado y municipio una tierra devastada por el saqueo de su incapacidad corrupta. Apellidos, parentescos, compadrazgos, vínculos obscuros entre grupos nocivos que deben ser expulsados de toda oportunidad de hacer daño.
Muchos candidatos que son reciclados entre los mismos partidos; se los prestan y una vez compiten por un color y luego por otro, sin vergüenza y sin pudor alguno. Y los que alguna vez ya fueron alcaldes de su municipio y vuelven a competir aún por el mismo color, no lo hacen precisamente por un deseo genuino de repetir el buen trabajo que en el pasado realizaron, sino todo lo contrario, porque le apuestan a la corta memoria de sus paisanos, sabiendo que ya no se acuerdan de las fechorías cometidas en el pasado, ahora vienen por más.
Durante las campañas los candidatos han tratado de convencernos respecto a que, es la ciudadanía la que acapara su atención y el inventario de sus necesidades son el tema principal que será su agenda de gobierno una vez que concluya el proceso electoral.
Pareciera, además, que tienen claras todas las necesidades y soluciones a las mismas. Que todos saben que hacer y cómo hacerlo, parece además que también saben de dónde sacarán dinero para hacer todo lo que dicen que harán. Pareciera cosa de magia.
En una lógica básica todos entendemos que para lograr los mejores resultados cualquier equipo deberá contar con los mejores elementos, los mejores hombres y mujeres, los más capaces, pero también los de mayor compromiso por la ciudadanía.
Y es ese el meollo del asunto. Porque una cosa son los candidatos y otra muy distinta son el equipo humano con el que planean hacer lo que hoy dicen que harán.
Cuando todos sabemos muy bien que el tema escurre de la podredumbre de un sistema de partidos que se alimenta de la pobreza y el hambre, pero también de la ignorancia y apatía del pueblo.
Estamos como sociedad ante una nueva oportunidad de tomar acciones que pongan a los pillos que aparecerán impresos en las boletas electorales en su lugar, Botarlos a la basura. La incapacidad probada de los que ya estuvieron y no hicieron nada, debe ser castigada junto con sus partidos.
Y los ciudadanos que en otras actividades han demostrado capacidad, honestidad, compromiso, congruencia, etc., estos deben de tener una oportunidad.
Posiblemente haya honrosas excepciones y se podrán notar en la calidad moral del candidato y la composición de su planilla. Los ciudadanos que pueden dar la cara a los electores no sólo por estar en campaña sino por una trayectoria de vida que le consta a todos los que los reconocen, deben ser impulsados a tomar la responsabilidad del municipio con la seguridad de que continuarán por la misma ruta de honestidad.
Ojalá y todos los veracruzanos acudamos a ejercer nuestro derecho de Voto, con libertad; conscientes del alcance que tendrá la decisión de un momento frente a la boleta electoral y el efecto por los siguientes 4 años.
Los que no acudan a votar y prefieran la incomodidad de su pobreza, estarán desperdiciando la oportunidad de derribar a un gigante que se ha burlado y ha humillado a un pueblo acobardado y ellos serán el vivo ejemplo. Ese es mi pienso.
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