En su artículo de ayer titulado “Decepción y Retroceso”, don Rafael dice: “A 529 días del final, se comprueba que en esencia el cambio no llega. Veracruz no se recupera. Es más, en empleo formal no se crean, por el contrario, se pierden fuentes de trabajo. Por lo pronto, se pierden 141 diarios”.
Uta.
Si se siguen perdiendo empleos a ese ritmo, en los 529 días que le quedan a este gobierno habrá 74 mil 589 personas sin chamba. Eso sin contar con los desempleados que ha generado el yunismo desde el 1 de diciembre a la fecha.
Y no te creas lector que los datos los inventó el señor Arias. Son números proporcionados por el IMSS que nos dicen que estamos peor que con Duarte.
Las fuentes oficiales muestran que no se crean empleos, pero sí se pierden, dice el economista y proporciona estas cifras:
De diciembre 2016 a enero 2017, se crearon 40 empleos.
De enero a febrero, 59.
De febrero a marzo, se perdieron (-14) al día.
De marzo a abril, se crearon 48.
De abril a mayo, se perdieron (-141) al día.
Don Rafael remata así su artículo: “Lo cierto es que para los veracruzanos aumentan limitaciones y sacrificios, ante crisis económica y financiera que, sin las debidas y oportunas atenciones, se complica e incrementa; frente a un inocultable desarrollo social de pobreza y hambre, marginación y exclusión que crecen más…”
Y el problema es que no hay voluntad de crear empleos. Al menos así lo dijo Yunes Linares el 1 de mayo al señalar: “El gobierno no puede crear más empleos, pero sí podemos generar condiciones para que los inversionistas regresen a Veracruz”.
El asunto es que el principal requisito para que vengan los inversionistas se llama seguridad y esta brilla por su ausencia.
Los pilares sustantivos sobre los que se sostiene un gobierno son la economía, el trabajo, la salud, la educación y la seguridad. Si no los hay, el gobierno está perdido. Y Veracruz adolece de todos.
Ya vienen (otra vez) las campañas electorales y serán miles de millones de pesos los que se destinen a la compra de votos y voluntades.
Pero gastar de esa manera ya no es redituable para ningún partido. Va un ejemplo: en el pasado proceso electoral, la comunidad de Alto Lucero que es la más grande de la zona urbana de Tuxpan, se convirtió en objeto de deseo de todos los aspirantes a la presidencia municipal.
Las coaliciones del PRI-PVEM y del PAN-PRD, además de los candidatos independientes, le metieron en conjunto más de seis millones de pesos en pavimentación de calles, despensas, láminas, apoyos médicos y medicinas, con objeto de ganarse la voluntad de sus habitantes…y ganó el candidato de Morena que ni se paró por ahí.
Lo mismo le puede suceder al candidato del PAN-PRD a la gubernatura si Yunes Linares se empeña en tapizarle el camino con millones de pesos.
Nomás con el puro dinero ya no se gana una elección, sobre todo si los electores están sin trabajo y padeciendo la inseguridad.
Las cifras que ha dado a conocer don Rafael Arias son patéticas y dramáticas para un estado que llegó a ser ejemplo nacional de trabajo, productividad y progreso.
Y no, no habrá nadie que le grite agorero del desastre, entre otras cosas porque los causantes del desastre veracruzano no se han ido; siguen despachando en Palacio de Gobierno. Lo único que ha cambiado son sus nombres.
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