La legisladora reclamó a Sergio que por gastar dinero en francachelas se olvide de apoyar los foros para personas con autismo y a la Universidad Veracruzana, entre otros menesteres.
“Hay dinero para el velódromo, para tus fiestas, para tus 156 casas de enlace; hay dinero para que le lleves a Pepe Mancha (líder estatal del PAN), para eso sí hay dinero. Pones a tu amigo ‘Chico’ (Fuentes), un tratante de mujeres, que está llevando a tus fiestas drogas y borracheras. No me digas (que no es cierto) Sergio, por favor. Ya habla y sé un hombre”, le espetó la diputada y Sergio no dijo ni pío.
Lo que parecía el principio de un escándalo, quedó nomás en la pura finta. Los diputados panistas recibieron órdenes de Palacio de Gobierno de no hacer olas y dejar pasar el berrinche de Cynthia.
Pero el que no se quedó callado fue el senador del PRI, Héctor Yunes Landa, que exigió que toda la bancada blanquiazul se haga el antidoping y también el Fiscal estatal Jorge Winckler.
En contestación a tan loables deseos, este domingo se filtró un audio donde el ex secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita preso en el penal de Pacho Viejo, dijo que Héctor Yunes habría recibido de Javier Duarte mil 300 millones de pesos para su campaña por la gubernatura.
En el audio, Bermúdez embarra además a un tal Fernando, al ex líder nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones y al ex delegado de la Secretaría del Trabajo, Francisco Mora Domínguez.
Héctor se apresuró a desmentir la acusación y dijo que ésta tiene el sello del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. Yunes Linares no ha dicho esta boca es mía, y la Fiscalía ya abrió una investigación sobre las declaraciones del ex titular de la SSP y sobre lo dicho por Cynthia Lobato. Pero de ahí no va a pasar.
Una buena investigación diría si en efecto Sergio Hernández se mete sabrá Dios qué porquerías cuando se va de farra con “Chico” Fuentes. Otra buena investigación daría a conocer si sus compañeros de partido (y de otros partidos) lo acompañan en esos aquelarres con cargo al erario.
Una tercera investigación diría si, en efecto, Héctor Yunes recibió mil 300 millones de pesos para su campaña o no los recibió. Una cuarta investigación pondría al descubierto el nombre del sujeto que sacó el audio de Pacho Viejo para filtrarlo a los medios. Y si esta acción contó con el beneplácito del gobernador.
Pero nadie va a investigar nada porque esas guerritas de estiércol son parte de las campañas rumbo al 2018. Y en estos momentos es más redituable embarrar de mierda la cara del adversario que legislar y gobernar para los veracruzanos.
Perdón por ser tan reiterativo lector, pero mientras Cynthia acusa a Sergio y los Yunes se trenzan en su enésimo duelo verbal, aquí siguen las ejecuciones, los levantones, los asaltos y los ataques a periodistas que nadie investiga.
El 28 de febrero de este año la organización internacional Crisis Group, dio a conocer su resumen ejecutivo sobre la violencia en México, pero particularmente en Veracruz que dice entre otras cosas: “En Veracruz, una alianza entre grupos criminales y los más altos niveles del poder político local allanó el camino para una campaña de violencia desenfrenada…”
Y así seguimos.
La pesadilla comenzó en el 2004 con la asunción de Fidel Herrera a la gubernatura. Y si hacemos caso al adagio que dice que no hay mal que dure cien años, ya nomás faltan 87 para que se acabe este infierno.
Sí, ya falta menos.
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