A Miguel Ángel Yunes Linares hasta ahora no le ha interesado en lo más mínimo mejorar la seguridad pública en Veracruz.
La violencia ha crecido de tal manera que se está convirtiendo en una ola que arrasa y que puede llevarse hasta al mismo gobernador. Las voces reclamando su salida (la suya, no la de sus subalternos) son múltiples. Una muestra, son las respuestas que tuvo el video que colocó en Facebook después del asesinato de los policías federales, donde la mayoría fueron reclamos e incluso insultos y menciones de que abandone el cargo.
Nunca se había visto una descomposición tan rápida en las simpatías populares hacia un gobernador.
Miguel Ángel Yunes no cumplió con una de sus principales propuestas de campaña: terminar con la inseguridad pública en Veracruz en seis meses.
Vaya, ni siquiera la disminuyó.
Es más, ni siquiera se han hecho acciones para contenerla.
Ha preferido dejar la vigilancia del estado en manos del ejército y la armada, primero, y después en las de la Policía Federal, para no gastar, para no invertir en la seguridad pública.
De hecho, una muestra de que el combate a la delincuencia sólo fue discurso de campaña es el hecho de que a la Secretaria de Seguridad Pública se le hizo un recorte de 324 millones de pesos en su presupuesto para éste año.
¿Dónde están los equipos de alta tecnología?, ¿dónde las inversiones para mejorar los equipos de los policías estatales?, ¿dónde los cursos para captar a nuevos policías y para mejorar a los que están?.
Nada de eso hay.
Miguel Ángel Yunes mintió.
Hoy su gran acción para dar con los asesinos del comisionado de la Policía Federal en Veracruz, Camilo Castagne, es ofrecer una recompensa de un millón de pesos a quien aporte datos para su captura.
Ok. ¿Y cuándo tenga los datos que va a hacer?, ¿se los va a pasar a la Policía Federal para que ellos actúen?, ¿le dirá al coordinador de las fuerzas federales en Veracruz, para que ellos hagan su trabajo?
En Veracruz faltan policías capacitados y a Miguel Ángel Yunes no le ha importado. Al principio del sexenio Jaime Téllez Marie acusó que existían en activo policías que no habían acreditado los exámenes de control y confianza, pero los mismos no han sido sustituidos, ahí continúan, porque no se ha captado nueva fuerza.
El 6 de junio de 2016, después de ganar las elecciones, Yunes Linares refrendó su promesa de mejorar la seguridad pública en Veracruz y de abatir la delincuencia en los primeros seis meses de su gobierno.
Pero las hojas del calendario fueron corriendo, acumulando semanas, formando meses, para llegar hasta hoy.
Y la inseguridad crece y crece.
La seguridad pública no mejora, la delincuencia no ha sido abatida, la criminalidad sigue actuante.
Tan solo durante el primer cuatrimestre del gobierno de Yunes Linares la muerte tomó el rostro de 591 personas asesinadas, por lo menos, de acuerdo con un conteo hecho por Etellekt Consultores, “a partir del monitoreo de fuentes abiertas”.
Aunque pueden ser más, por los casos no descubiertos y por los que no llegaron a conocerse.
La estadística de la muerte. Se habla de 12 asesinatos diarios, en promedio, se menciona que pueden ser 15; su apunta que pueden llegar hasta 20, por las cifras escondidas.
¿Cuántos son los muertos por violencia en Veracruz cada día?; ¿cuántos son los cuerpos que se levantan por día, asesinados?.
La inseguridad en Veracruz es de tal tamaño que la organización Semáforo delictivo apuntó que en el estado es donde más asesinatos con presunta participación de la delincuencia organizada se dieron en el primer trimestre de este año: 651; el segundo lugar, Guerrero, tiene un tercio menos de homicidios de este tipo 408.
Veracruz también fue el cuarto en número de secuestros contabilizados y el octavo en extorsiones.
El trabajo de Etellekt Consultores anota que tan solo de enero, febrero y marzo de éste año se acumularon 450 casos, conforme a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), más otros 141 que se registraron durante diciembre de 2016, lo que arroja el acumulado al primer cuatrimestre de éste gobierno.
De este número de muertes, la estadística registra 432 homicidios por “ejecuciones”, mientras 39 corresponden a personas “abatidas” por los cuerpos de seguridad.
También hay 49 muertes violentas registradas en asaltos, más 33 víctimas de secuestro que al final fueron asesinadas, y se suman otras 30 personas a las que se anota como muertas en riña.
El recuento de la consultora anota además 8 muertes como feminicidios, esos que tanto se han negado a reconocer.
“El cambio de gobierno en Veracruz ha coincidido con una expansión significativa en los índices de homicidios dolosos en la entidad, principalmente aquellos cuyo móvil responde a posibles ajustes de cuentas, cobro de derecho de piso y asesinatos contra personas que podrían estar encargadas de estructuras de lavado de dinero”, apunta Etellekt.
La consulta igualmente anota que la incapacidad para detener la ola de violencia llevó a que esta se expandiera, pasando de 58 municipios donde se presentó en diciembre de 2016, a 96,para marzo de 2017; es decir, un crecimiento porcentual del 65%.
El estudio menciona 79 matanzas, o “ejecuciones colectivas” como le denomina la consultora, hechos en los que fallecieron 2 o más personas.
El cuadro macabro incluye 55 de estos hechos contra 2 personas; 12 contra tres; 5 contra cuatro personas; 4 hechos contra 5 personas; 2 de nueve personas; y 1 hecho sangriento contra 20 personas.
De los 432 casos contabilizados como homicidios dolosos en los 3 meses de este año, es notoria la mención de 178 casos de tortura; más 166 asesinatos hechos por “comandos” de dos o más sicarios.
A esto se suman 39 muertes por “niveles extremos de violencia”, lo que incluye decapitaciones, mutilaciones y cadáveres calcinados acompañados de cartulinas con mensajes de amenaza e intimidación de parte de tres grupos rivales de la delincuencia con presencia en el estado, específicamente el Cártel Jalisco Nueva Generación, Los Zetas y el Cártel del Golfo.
El estudio también testifica que durante los primeros 4 meses del nuevo gobierno en Veracruz no se tiene registro de nuevos procesos de depuración policial y formación de nuevos oficiales dedicados de tiempo completo a atender el crecimiento de los delitos de alto impacto social.
Terrible todo.
Por eso es que las voces de “si no puede, que se vaya”, crecen y se alzan con más fuerza. |