¿Será porque es el gordito simpático que siempre sale sonriendo en las fotos con cara de loco?
Un amigo me platicaba que ahora que vio a Duarte de Ochoa en su última audiencia en Guatemala sentía algo parecido al Síndrome de Estocolmo; desde luego, no había sido secuestrado por Duarte, pero identificaba al trastorno psicológico con algo que él sentía cada vez que lo veía, algo así como pena y hasta compasión a su persona. ¡Después de todo lo que tenía! ¡Hasta sin amigos se quedó! ¡Pobrecito!
Sin duda alguna, Javier Duarte es un fenómeno, un personaje y hasta un actor. Sabe enfocar perfectamente las cámaras hacia él. Simplemente pone la mejor de sus sonrisas.
Y es de ésta que ayer se habló tanto que hasta se buscó una respuesta científica: ¿de qué se reía? Algunos portales entre ellos Milenio sacó hasta una encuesta en redes sociales. Cuatro eran las respuestas, a las que contestaron casi diez mil personas, en donde el 59 por ciento indicó que se reía de la justicia mexicana; un 23 por ciento, de México; un 13 por ciento, de las libretas de Karime; mientras que un 5 por ciento aseguró que del Proceso de Extradición.
Aunque si Javier Duarte sigue tomando antidepresivos y ansiolíticos es posible que esa tranquilidad, esa actitud fuera de la realidad y esa sonrisa se deba a los mismos. Aunque puede ser también que vaya construyendo una locura con el propósito de obtener mejores condiciones en la purga de su condena por los delitos que se le imputan. Dije: ¡Puede ser!
Aunque debemos recordar una cosa, el proceso de extradición del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa aún no se consuma.
La audiencia celebrada este martes en la que salió como todo un hípster más que como un preso, fue para que le leyeran los cargos del fuero común, aquéllos por los que fue denunciado por la Fiscalía de Veracruz que son abuso de autoridad, incumplimiento del deber legal, peculado, tráfico de influencias y coalición; sin embargo, no contemplan los delitos federales de lavado de dinero y delincuencia organizada. Para éstos se programó otra audiencia para su lectura: el próximo 4 de julio, en donde Javier Duarte decidirá si se allana de la misma forma que lo hizo para los delitos del fuero común, es decir si acepta regresar a México. Entonces estaríamos hablando de que el ex gobernador estaría a más tardar el 12 de julio en territorio mexicano.
Pero ¿Qué pasa si no se allana por los delitos federales? Javier Duarte alargaría aún más el show de su regreso a México, tal vez hasta por seis meses más. ¿Se reirá de eso? De que al final diga: ¡Fíjense que siempre no me voy! ¡Me quedo! ¡Es mejor estar en Guatemala que en Guatepior!
Pero, si es verdad que lo han sobajado y maltratado en prisión como asegura, querrá salir inmediatamente del país centroamericano y regresar a México; seguramente aquí tendrá mejores condiciones, como el que lo declaren enfermo mental y purgar su condena en un hospital de lujo, al puro estilo de Elba Esther Gordillo. Recordemos que el despacho jurídico que defendió a la maestra ahora es el que lleva el caso del ex gobernador.
Aún falta para el 4 de julio, sin embargo, en México tendremos este domingo a nuestro villano favorito. No, no es Duarte, ni Borge, sino Gru, que llega a las salas de cine.
¡Definitivamente! Prefiero ver Mi Villano Favorito 3…
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