La convocatoria al frente amplio de oposición permite a los partidos políticos esconder las debilidades que les caracterizan, y que en algunos de ellos son similares o iguales. Tal es el caso de la carencia absoluta de cuadros nuevos en todos los partidos.
Es decir, el frente opositor surge más de la necesidad de los partidos de darle oxígeno al sistema de partidos que a un intento de democracia real, o bien de crear equilibrios políticos en la vida del país, o, por lo menos en el Congreso de la Unión.
La fragilidad de los partidos políticos se muestra en los crecientes niveles de abstencionismo, en su falta de cuadros, en la nulidad de propuestas, en la corrupción de sus funcionarios, en la ignorancia de sus líderes, en la falta de sensibilidad de sus militantes, la ausencia de vocación, el exceso de autoritarismo, etc.
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Las campañas políticas han dejado de exponer programas de gobierno, lo que en su momento fue llamado proyecto de nación, y ahora el discurso de campaña, que se extiende a los debates públicos tienen como base la denostación, la descalificación, el insulto y la acusación. Los candidatos se convierten en jueces de sus contrincantes y quieren, incluso, dictar sentencia.
Cada partido tiene una razón particular para crear el frente amplio, desde el Partido verde que le había jurado lealtad al PRI, ahora busca adherirse como sanguijuela a un partido ganador, es decir, que le garantice el registro, el PRI ya no es garantía de triunfo y menos en 2018.
El PAN tiene que sacudirse, desde la cúpula, a Margarita Zavala, que se convirtió en una piedra en el zapato para el dirigente nacional Ricardo Anaya, lo cierto es que en un partido sin bases sociales como el PAN, cualquier frente común es útil, porque desconocen en realidad su fuerza.
Una de las condiciones para crear el frente amplio es que cada partido llegue sin candidato a su coalición, llegar con candidato a firmar esta fuerza es como llegar embarazada al altar, se puede pero no se debe.
Margarita Zavala, desde la reunión de consejeros del PAN, urgió al líder nacional de su partido a seleccionar un candidato a más tardar en agosto. Es decir, la ex primera dama exigió como si siguiera siendo la esposa del presidente. En realidad se desconoce la fuerza que pueda tener dentro y fuera del partido, aunque actúa como si la gran mayoría de los panistas estuviera con ella. No es así.
Por su parte, el PRD, se desmorona, algunos de sus dirigentes se van a Morena, otros carecen de grupo, hay tribus sin jefes y jefes sin tribu, a grado tal llega ese desamparo que buscan aliarse incluso con el antagónico ideológico, que es el PAN, y lo peor, consideran que los triunfos electorales en alianza con el blanquiazul, se deben a su participación y la simpatía desbordante de sus líderes, lo cual no es cierto.
La líder nacional del PRD, Alejandra Barrales, debió convocar a elecciones internas desde hace meses, pero no quiere irse sin antes dejar arreglada su candidatura hacia la jefatura de gobierno de la ciudad de México.
Cada partido tiene sus propios tiempos, sus intereses y necesidades. Difícilmente podrán concretar un frente amplio sólido. A pesar de que ese frente amplio es más necesario que nunca.
Morena, por su parte, desdeña, desde el principio, cualquier tipo de coalición electoral, desde luego que cuenta con el apoyo de un nuevo parásito como el Partido del Trabajo, que se adhiere al de López Obrador para conservar su registro, una vez que ya lo perdió en agosto de 2015.
Históricamente los intentos de crear frentes opositores, coaliciones de equilibrio han sido reventados por gente que, desde los propios partidos, sabotean la unidad opositora, muchas veces pagados o chantajeados por el poder que esas coaliciones quieren vencer.
Y en este caso, no es la excepción, el senador Roberto Gil condicionó la posibilidad de negociar un Frente Opositor con el PRD rumbo a los comicios presidenciales del 2018 a que sea abanderado por un panista, pues sería un “error histórico” que el blanquiazul cediera esta candidatura cuando va arriba en las encuestas.
Sin embargo, las encuestas también dejaron de tener credibilidad hasta para los partidos políticos que las mandan a hacer.
Pero como sucede con Roberto Gil sucedió con Diego Fernández de Cevallos, y con otros y seguirá sucediendo en el futuro.
Las coaliciones, alianzas o frentes opositores no están blindados para ser saboteados, como su creación es producto de la fragilidad, su unidad es una gran fragilidad.
Mientras los partidos se unan para conservar el registro o los espacios y los presupuestos, cualquier frente amplio o reducido no fortalecerá ni al sistema de partidos ni a la democracia.
La unión de partidos débiles sólo puede proponer a candidatos débiles. Débiles pero con una sobrecarga de protagonismo, soberbia y falta de conciencia social, de ahí que la lucha por las decisiones comunes y el candidato que abandere dicho propósito terminará en ser una frágil propuesta partidista. Debemos tomar en cuenta que no hay partido fuerte en México. El PRI a pesar de sus victorias llenas de dudas y sospechas no está descartado como parte del frente amplio. PEGA Y CORRE.- La Segob reportó la detención de los presuntos asesinos del Coordinador de la Policía Federal en Veracruz, Juan Camilo Castagné Velasco, quien llevaba 30 años de servicio en la corporación antes de ser ejecutado en un restaurante del municipio de La Antigua, mientras comía junto con dos compañeros quienes también fueron ultimados. Rápida sin duda la pesquisa de quienes arremetieron contra los agentes. Durante un operativo de seguridad se logró la detención de 10 personas, cuatro de ellas implicadas en el asesinato, en un domicilio del centro de Puebla, donde los huachicoleros hacen de las suyas, y ya habían puesto especial atención las víctimas. Ahora falta saber las causas… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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