Aunque déjame decirte lector que nada de lo anterior es nuevo. De unos años a la fecha no pasa un mes sin que alguien diga que México es violento y Veracruz uno de sus exponentes más fuertes en ese renglón.
La diferencia estriba en que cuando se trata de defender al país generalmente saltan a la palestra Luis Videgaray o Miguel Ángel Osorio Chong. Pero en el caso de Veracruz cada vez que el Gobernador dice que disminuyó la violencia, los violentos le contestan con varios ejecutados.
En cuanto a ejercer un oficio de alto riesgo, de todos es sabido que en México es más peligroso ser periodista que domador de tigres de Bengala. Y la peligrosidad se ensancha si el oficio se ejerce en Veracruz.
Mientras en lugares como Nuevo León, Baja California, Jalisco y la Ciudad de México los periodistas tienen sueldos más o menos decorosos y en algunos casos gozan de seguro de vida, en Veracruz el gremio es uno de los más abandonados y desprotegidos.
Que se sepa, sólo dos de las decenas de medios impresos ofrecen sueldos honorables y seguro de vida a sus trabajadores, de ahí en fuera nadie más.
Ser periodista en Veracruz es, aparte de temerario, exiguo para el bolsillo del reportero que a veces tiene que trabajar en dos o tres medios diferentes para llevar algo parecido a un salario a su hogar.
¿En dónde radica el problema?
Sin duda tiene que ver con que los medios se acostumbraron a vivir del presupuesto gubernamental, pero ese dinero se acabó y ya no volverá.
Como consecuencia, varios diarios y semanarios cerraron sus puertas y las fuentes de trabajo se vinieron abajo. Resultado, los dueños de los impresos sobrevivientes pagan una bicoca sabedores de que si el reportero protesta será despedido y remplazado por otro que sí acepte trabajar por un sueldo miserable.
Pedirle a la Legislatura local que abogue por un salario mínimo profesional para el gremio, es como pedirle a Andrés Manuel López Obrador que se abrace en público con Carlos Salinas de Gortari.
Pedir esa ayuda al gobierno estatal, uta no, ni pensarlo.
Pero hay que exigirla.
Y ya que la ONU está preocupada por el tema ¿por qué no pedirle que interceda en favor de los reporteros veracruzanos y de otros estados?
Suena descabellado, pero no lo es.
Sólo es cuestión de animarse.
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