En su mensaje de ayer temprano se puede encontrar entre líneas una posible causa de su apresuramiento: su sospecha o desconfianza de la actuación de los jueces federales.
Porque les exigió que se apeguen a la ley recordando que recientemente habían liberado a diez sicarios en Puebla, entre ellos a los que habían asesinado a policías federales en Cardel (eso no lo dijo expresamente pero a ellos se refería).
Les dijo que hagan justicia y que no admitan, de ninguna manera, que “las triquiñuelas legales se impongan por sobre el espíritu de la ley”.
Miguel Ángel es un político siempre bien informado. ¿Sabe acaso que hay la intención de facilitarle las cosas a Duarte para que salga libre? En el inicio de su mensaje pareció confirmarlo:
“La versión de que Javier Duarte podría quedar en libertad ha levantado una ola de indignación y rechazo muy comprensible entre un pueblo agraviado por la brutal corrupción que dejó a Veracruz en la mayor crisis de su historia en todos los órdenes.
Los veracruzanos no podríamos admitir, no vamos a admitir que por una triquiñuela ilegal, Duarte obtenga su libertad”.
El gobernador hizo ayer dos cosas con inteligencia: se asumió como el vocero de la demanda de justicia de los veracruzanos, demanda cierta, y ante cualquier eventualidad quiso anticiparse, salvar responsabilidad y dejarla toda en manos de la PGR y la judicatura federal. “He hecho mi parte, la seguiré haciendo”, puntualizó, como diciendo diciendo a la PGR y a los jueces federales: ahora hagan la suya.
Fue algo así como sepan y vean todos que si Duarte queda libre no será por mi culpa sino del Gobierno Federal, pues ya sabemos cómo la justicia en México se mueve al vaivén de lo que dicten en el poder político federal.
Tenía que hacerlo porque el encarcelamiento de Duarte y obligarlo a que devolviera todo lo que robó fue su principal compromiso de campaña, y si bien el exgobernador ya está tras las rejas, dista mucho que restituya lo sustraído.
Yunes, pues, estaría ante el riesgo de ver incumplida otra promesa de campaña, ésta la principal y que le valió el voto de los veracruzanos, quienes le podrían volver la espalda en 2018 si les falla.
No es cosa menor que no cumplió con pacificar el Estado en seis meses, como ofreció, y que la violencia y la delincuencia están desbordadas. Si Duarte quedara impune su imagen política quedaría seriamente dañada.
Eso explica, creo, por qué ayer decidió jugarse el todo por el todo ofreciéndose incluso como testigo y abriéndose y revelando lo que todo mundo sabía o sospechaba pero que no podía probar: que él fue el autor de la filmación y grabación de los videos fragmentos de los cuales filtró a Carlos Loret de Mola y que éste dio a conocer como una exclusiva de Despierta.
Esto es, que además el gobernador hace su propio juego mediático en medios nacionales, claro, siempre y cuando le convenga.
Es cierto, la demanda de justicia es de todos los veracruzanos y en este caso no hay que regatearle ningún apoyo a Miguel Ángel, porque lo necesita pues no es cualquier cosa enfrentarse al sistema político priista que ha hecho de la corrupción su gran distintivo.
Así tenga él enconos personales contra Duarte y su padre putativo Fidel Herrera, en lo personal le reconozco que esté dispuesto a castigar el saqueo de que fue objeto Veracruz y que la mayoría de sus cómplices estén impunes disfrutando de todo lo robado y viviendo con mucho lujo mientras que hay miles de desempleados por su culpa y muchos pobres y extremadamente pobres sufriendo las consecuencias.
En varias cosas estoy en desacuerdo con las acciones o decisiones de su gobierno, como ha quedado reflejado en este espacio, pero esta vez estoy de acuerdo con él en su exigencia a las autoridades federales que no se deje en libertad ni impune a Duarte y a sus cómplices y que además se les obligue a que devuelvan a los veracruzanos lo que es suyo.
Pero también exijo que se haga público el total contenido de las grabaciones que ofreció entregar a la PGR, pues mi instinto de periodista me dice que hay ahí elementos de aquella información que dijo en su momento que cimbraría a México; esto es, que involucra a políticos del altiplano y del propio gobierno federal.
¿O será acaso que para que Duarte no hable y no se sepan muchas cosas le están facilitando todo para que se vaya libre?
Quiero pensar que el gobernador Yunes Linares le está dando oportunidad al Gobierno Federal para que actúe contra Duarte sin necesidad de que se sepan cosas que pueden cimbrar al país, pues de otra forma –eso pienso– Miguel Ángel hubiera revelado ayer detalles.
Creo que por alguna negociación nunca ha revelado todo lo que sabe, pero ante la seria posibilidad de que Duarte quede libre y él en rídiculo y sin la credibilidad de los veracruzanos es que dio ayer un gran paso y le recordó al presidente Peña Nieto que tiene pruebas, grabaciones, y que la próxima vez ya no sólo le entregará una copia a la PGR sino que hará público su contenido.
Por otra parte, Yunes debió haber reavivado ayer el insomnio de muchos duartistas y cómplices pues aseguró que hay elementos suficientes para que se proceda en contra de todos los cómplices incluyendo al propio Fidel Herrera Beltrán y a Karime Macías y su familia, pues “personalmente me consta”.
Eso me anticipa que muchos más van a poblar Pacho Viejo y los que no, se van a esconder o a fugarse o a refugiarse en el extranjero, pero al menos por lo que resta 2017 y todo 2018 no van a poder vivir ni dormir en paz.
Y, pues, no estás para saberlo, lector, yo no tengo las riquezas de estos pillos pero al menos puedo vivir en paz, andar en paz, y así con toda la austeridad y las limitaciones a que obligan la estrechez económica que padecemos, voy a disfrutar de mi libertad y me tomo un descanso, unas breves vacaciones, de modo que no te abrumaré toda la semana que viene, el resto del mes. El pasado 13 de julio Guadalupe Loaeza publicó lo siguiente, y le hago caso al pie de la letra:
Vacaciones
“Por salud mental, por caridad de Dios y por el bien de su familia, especialmente su pareja: ¡tómese unas vacaciones! Le urge desconectarse, ya no abrumarse por nimiedades, dejar de pensar en quién será el próximo Presidente y en el último tuit de Trump. Necesita convivir con su familia, hablar de otras cosas que no sea la política; precisa re-la-jar-se, respirar hondo y profundo y hacer un poco de ejercicio. ¿Hace cuánto que no tiene tiempo de leer un buen libro? ¿Se acuerda de la serie que dejó a medias en el tercer capítulo porque se quedó dormido? ¿A poco no ha notado que últimamente se le olvidan más las cosas?: pierde las llaves, deja su celular en el auto de alquiler... ¿No se ha sentido más irascible que antes? ¿Consulta usted constante y compulsivamente su celular durante las comidas y hasta cuando va al baño?... ¿Siente que cada vez es menos tolerante, menos paciente y menos empático? ¿Está usted más susceptible que de costumbre? ¿Se ha preguntado por qué, sistemáticamente, dice que ‘no’ a todo, incluso cuando los demás tienen la razón? ¿Y qué me dice de la colitis que acaba de padecer y del regreso de sus viejos dolores de espalda? ¿Cuándo fue la última vez que escuchó su música preferida? ¿Hace cuánto tiempo que no ha estado en contacto con la naturaleza, que no ha visto el mar de cerquita y que no ha caminado por el campo? Y por último, ¿recuerda cuándo fue la última vez que disfrutó con calma de una deliciosa nieve de guanábana?
¿Ya no recuerda el sabor de todos estos gustos? No, no hay justificación que valga, a usted, querido lector, le urgen unas vacaciones”.
Nos reencontraremos el 1 de agosto. Ni modos. Ahí los dejó lidiando con el gordo.
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