Veracruz vive una parálisis como quizá nunca se había visto en los primeros siete meses de una administración. Los anteriores gobernadores habrán sido muy ratas, pero sus primeros meses en el cargo fueron ejemplo de increíble vitalidad.
A medio año ya tenían para inaugurar varios mercados, escuelas, hospitales, caminos rurales y hasta un par de carreteras. En esos meses se veía actividad y lo que sobraba eran ganas y entusiasmo.
Yunes Linares ha anunciado, ha propuesto, ha declarado, pero de ahí no ha pasado. Su gobierno no ha hecho obra pública.
Épale -dirá el lector perspicaz- ¿y qué onda con el Agroparque Industrial de Córdoba y la Planta de Cianuro en Coatzacoalcos? ¿Acaso no las inauguró el Gobernador?
Sí, pero fue todo lo que hizo. Esas obras son inversiones privadas y no del gobierno estatal.
¿Y el Túnel Sumergido, qué?
Ese Túnel ya estaba terminado cuando llegó a la gubernatura; su gobierno no le metió ni un peso. Fue Carlos Slim quien invirtió a cambio de una concesión por 25 años, y como alguien lo tenía que inaugurar fue que se echó mano del señor Yunes Linares.
Bueno, pero la planta de tratamiento de aguas residuales de Papantla sí es una obra del gobierno estatal, sigue diciendo el lector perspicaz.
Pues no. La planta se hizo con dinero del municipio; es una obra municipal. El Gobernador nomás fue a cortar el listoncito.
Cuando andaba en campaña Yunes Linares anunció una inversión multimillonaria para la rehabilitación de hospitales, y hace unos días dijo que se invertirán mil 500 millones en rehabilitar, mejorar y construir escuelas.
Pero todo ha quedado en anuncios y el tiempo se le está yendo. O mejor dicho, se le está viniendo encima.
Cada día suena con más insistencia el nombre de su hijo Miguel Ángel como candidato del PAN a la gubernatura, pero dadas las condiciones que se viven en Veracruz ¿qué razones tendría la ciudadanía para votar por el vástago?
Una encuesta hecha a principio de este año dice que, por encima de las obras, lo que la ciudadanía desea es seguridad. Yunes Linares se comprometió muy seriamente en este renglón y el resultado ha sido patético, doloroso y sangriento.
Sin ir muy lejos, en el mes febrero, al inaugurar un importante desarrollo inmobiliario en Coatzacoalcos (que también fue inversión privada), dijo a los inversionistas: “Vamos a restablecer las condiciones de seguridad pública y jurídica para que Veracruz vuelva a ser motor de la economía nacional”.
¿Y qué pasó? Que muchos inversionistas mejor se han ido.
La inseguridad, de la mano de la violencia, ya rebasaron todo lo que tenían que rebasar porque han llegado a lugares como Xalapa donde las ejecuciones y levantones eran impensables.
Y mientras la población vive con el miedo encima, el Gobernador anda feliz porque será testigo de la PGR en el caso Duarte.
Vamos a suponer que su testimonio ayude a refundir al otro, ¿le alcanzará para que su hijo gane la gubernatura?
Algo tendrá que sacar de la chistera el señor si quiere repetir su triunfo en 2018. Y ese algo forzosamente tiene que pasar por el tema de la seguridad. Forzosa y urgentemente.
Lo que si da tranquilidad es saber que nadie caerá en un socavón en Veracruz. Y es que mientras el gobierno no asfalte ni un kilómetro de carreteras, eso jamás sucederá.
bernardogup@hotmal.com
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