Propiedades por aquí, residencias por allá, vehículos de lujo y abultadas cuentas bancarias son del conocimiento pleno de propios y allegados aunque él jure y perjure todo lo contrario al grado de presumir que es una blanca palomita.
Las investigaciones llegaran hasta las últimas consecuencias por parte de las autoridades ministeriales y judiciales federales y del Estado, pobre de aquel que haya prestado su nombre para ostentar lo que le es ajeno porque hasta a la cárcel irán a parar.
Las denuncias públicas de Octavio Pérez Garay, alcalde electo de San Andrés Tuxtla, son escandalosas, como escandalosa ha sido el tren de vida de quien nunca tuvo nada y cuando lo tuvo… enloqueció.
Al escabroso y delicado tema de los desvíos de los más 100 millones de pesos, en las que también se lleva entre las patas a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público Federal, con más de 22 millones de pesos, se suma ahora otro presunto fraude con las lámparas Led, del cual aquí en este mismo espacio lo denunciamos oportunamente, así como la designación indebida de una serie de obras públicas que debieron licitarse pero que el ambicioso alcalde de San Andrés no lo hizo.
Otro ejemplo de las complicidades, componendas y mafias políticas con quienes estaban en puestos claves dentro del nefasto Gobierno de Javier Duarte y que acordaron jugosos y perversos negocios con el edil en mención es la empresa Luminarias de Veracruz S. A . De C. V. presuntamente operada por Cecil Duarte de Ochoa, hermano del ex Gobernado y a quien en varias ocasiones personalmente venía a palacio a cobrar o más bien a reclamar abultadas sumas de dinero y cuentan que finalmente Rosendo Pelayo le quedó a deber varios millones de pesos, el caso es que la famosa empresa nunca completó la entrega del total de las luminarias que eran de 5 mil y solo se instalaron 3 mil 700, de las cuales, hoy lo corrobora el alcalde electo Octavio Pérez, el 80 por ciento no sirven y no hay a quien reclamarle. Bueno, ya no a los de la mencionada “empresa”, pero sí está el cómplice mayor del descarado atraco del dinero del pueblo, Manuel Rosendo Pelayo.
La empresa que desapareció, junto con Cecil Ochoa, se ubicaba en calle Zamora 422 de la cabecera Municipal de Boca del Río, y de acuerdo a lo que dijo Tavo Pérez, el contrato asignado de manera directa fue por 36 millones de pesos, es decir, representa solo una cuarta parte del desfalco que detectó por los más de 100 millones de pesos.
El alcalde independiente ha señalado que las pruebas fehacientes que tiene en su poder y que sustentan las acusaciones ante los medios de comunicación de los últimos días, habrá de entregarlas al Congreso del Estado con la denuncia correspondiente y de la misma manera se harán ante el Orfis.
Al menos en el Congreso se espera una inmediata reacción con la intervención del legislador local por Los Tuxtlas del PANAL Vicente Benítez González a quien también le adeuda algo así como 30 millones de pesos por el concepto del pago de renta de los siete camiones recolectores de basura, pues cada mes la empresa le extiende facturas por más de 700 mil pesos, aunque usted no lo crea.
O al menos que Rosendo Pelayo le reclame a Chente Benítez que los votos de los priistas cuando lo eligieron en las urnas fueron prestados y manipulado$$$ a favor de su partido el PANAL o pretenda cobrarse a lo chino esa factura política.
Esta historia continuará |