“La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad”.
Su canto alegre y sano, lo identifica como el periodista que contagia amistad y buen humor, sin seleccionar credos, ni siglas partidarias, menos grupos o grupitos creados al vapor que, para él, le causan eso, nada. Es uno de los personajes de esta columna, el gran amigo Regulo.
Años van y vienen y Regulo no se acaba. Como diría mi abuelo Toño Chama: “Si no soy paleta”. Cada día más jovencito y más cabrón. Los golpes lo han formado y enseñado que en este mundo traidor, nada es verdad, nada es mentira, todo es según el color, del cristal con que se mira.
A veces taciturno, Regulo, metódico en otras ocasiones, analiza a la clase política del distrito Coatepec, a la que conoce y enfrenta, en varias amigables porque como lo hemos sostenido, los políticos y los periodistas vamos en el mismo camino en donde nos exponemos a la crítica de la sociedad, incluso en nuestro gremio entre nosotros mismos cuando la unidad debe prevalecer para enfrentar los retos y las exigencias de los poderosos que encumbrados en él, nos tratan como pordioseros y si acaso con suerte, como inválidos, con eso de que “te vamos a apoyar”, si no los visitamos en silla de ruedas ni cojos ni ciegos…en una profesión tan digna o mejor que la que ellos ejercen entre rumores de bandidaje, prepotencia y arbitrariedades…
Regulo hace suya la frase de Anaxágoras de que “si me engañas una vez, tuya es la culpa, si me engañas dos veces mía es la culpa…o como dijera Cicerón: “muy dichoso es quien no depende de nadie, más que de sí mismo y en sí mismo busca todo lo que necesita”. El amigo Regulo es muy dado a refugiarse en frases filosóficas o de poetas, y de periodistas que tomamos como maestros, entre ellos don Renato Leduc: “sabia virtud de conocer el tiempo”.
El del sombrerito negro de cabalgante, le tira a los malos políticos que como candidatos se transforman en suaves y abnegados políticos, besando a la abuelita, apapachando al amigo de la infancia y, estrechando la mano callosa del campirano que nuevamente cree en las palabras más falsas que las de un cura intentando convencer a los feligreses si las limosnas han bajado y las charolas lucen apenas morralla…a ellos Regulo no los excusa, tampoco excusa a los políticos pobres diablos, a los secos y fastidiosos, a los repulsivos, con una larga lista que guarda celosamente el personaje Regulo.
A los sangrientos sarcasmos de los encumbrados – que consideran que serán eternos en el cargo – Regulo los cuestiona sabiendo que son amigos pero tampoco para soportarlos. Cuando se hacen los interesantes, no los excusa. Muchos son excusa, en un comportamiento que en mal negocio y con locuras se vuelven empedernidos y cuando resbalan, y son muchos, no paran hasta el abismo.
Con Casiano…el buen Casiano, es cosa aparte, diría el Capitán Carlos Jurado Perches. Se introduce a las entreñas del infierno o al nido de ángeles para llegar a la verdad y la pregona; es su misión como lo hemos comprobado. Casiano es el dandy y excelencia del grupo de PU, gastado, a veces garboso, alegre y altivo…galante.
Trata a los políticos aldeanos con la picardía y leperada que se merecen. Se la ganan, comentaba a Cheque en la Estrella de Oro. No tengo por qué excusarlos. ¿son excusados?. Quizás sí, algunos huelen a mierda, son malignos. No acostumbra la generosidad como se nota en su cuerpo raquítico y endeble, lo acepta.
De costumbres ordenadas, toca el piano, declama, literato, historiador, decimero, baila y canta y es bohemio. Su sombrerito lo descubre, lo delata y se hace el occiso; taciturno, siempre en sumidas cavilaciones; distraído pero metódico…cierto es, sin aparente humildad. Sabe lo que vale. Es Casiano de un valor reposado y experto, inteligente y sagaz, a la vez frío y reservado-
La pareja de Regulo, se estaciona los fines de semana en conocido Bar de Coatepec, la Esquina que todos conocemos, en donde un refugiado actuaba en contra de los parroquianos coatepecanos, nada más eso faltaba…¡¡ y lo solapaban !!. Sí, hasta que conoció el verbo, el carácter y la astucia de Casinao que lucha en contra de los malvados y ambiciosos encubiertos…siempre con sobriedad calculada y con invencible apatía hacia los funcionarios baratos e ineptos.
Cuando escuchó en una ocasión a un amigo suyo, susurrábase que sería candidato, le indignó que estuviera en el camino equivocado…”no mames abogado, ¿ahora qué playera vestirás”?...Qué friega soportar a los insolentes. Les adivina su fuerza y aspecto de traidor que de héroe…farsantes al fin.
Obligado está a cuestionar a los advenedizos que se sienten idolatrados y que abusan de la buena fe de los priistas, de la militancia, de los disciplinados y eternos soñadores.
El colegio de la vida, los hace Fuertes, en el amor, en el trabajo, en la lectura, en la bohemia dentro de la paciencia y el reposo…así se comportan Regulo y Casiano, de quienes continuaremos leyendo sus anécdotas y sus realidades. |