Ya el 20 de marzo pasado frenó la intentona de Yunes Linares y de la dirigencia local del PAN de postular al excontralor duartista Ricardo García Guzmán como candidato a la presidencia municipal de Pánuco, que actualmente detenta su hijo Ricardo García Escalante, quien llegó al cargo en 2014 por el PVEM.
Hace seis meses, a través de un comunicado, el Comité Ejecutivo Nacional del partido blanquiazul descartó la precandidatura de García Guzmán al afirmar que era “completamente falsa” una nota informativa del diario Reforma que aseguraba que el PAN perfilaba al excontralor del gobierno de Javier Duarte a la alcaldía panuquense.
El CEN del PAN puntualizó que sería la Comisión Permanente Nacional del partido blanquiazul, con base en la propuesta del órgano local, la que aprobaría las designaciones para candidaturas.
Lo cierto es que el 27 de febrero, un día después de la gira de Yunes por Pánuco, García Guzmán se registró como precandidato por el PAN a la alcaldía de Pánuco, acto en el que inclusive fue acompañado por la diputada panista María Elisa Manterola, presidenta de la mesa directiva del Congreso local.
Esta decisión, por supuesto, la tomó Anaya porque como dirigente era de su competencia partidista. ¿Pero qué hará ahora para hacerles entender al gobernador Yunes y al coordinador del grupo legislativo local del PAN que no puede incurrir en los mismos vicios y prácticas corruptas y autoritarias que el Frente Ciudadano por México busca extinguir en 2018 con el derrocamiento del régimen priista?
Hace una semana, al solicitar el registro de este Frente ante el Instituto Nacional Electoral junto con los dirigentes del PRD, Alejandra Barrales, y Dante Delgado, de Movimiento Ciudadano, Anaya sostuvo que hay un agotamiento del régimen político, económico y social que ya no le sirve ni al grupo político en el poder, por lo que, dijo, se debe terminar con el “presidencialismo perverso” que acota las libertades y favorece la impunidad y la ausencia de una rendición de cuentas; acabar con la corrupción y con la impunidad transversal en todos los poderes y partidos; abatir la violencia; retomar el crecimiento económico y, sobre todo, recuperar la opción preferencial por los pobres.
Los mismos vicios y excesos que a más de nueve meses de iniciado el gobierno del PAN-PRD que encabeza Yunes Linares aún se mantienen en Veracruz.
Y, hasta ahora, ni la dirigencia de Acción Nacional ni la del partido del sol azteca han expresado públicamente un mea culpa, ni le han pedido perdón al electorado veracruzano que en 2016 creyó y confió en su propuesta de “gobierno del cambio”, el cual ha resultado peor que los de los priistas que le antecedieron.
PRD: ¿LE CREE A YUNES?
No cabe duda que, en política, “más pronto cae un hablador que un cojo”.
Y es que ahora que estalló el escándalo del reparto de despensas a través de la asociación civil “Yunete, A.C.” –una agrupación de funcionarios yunistas que pretenden apoyar para la gubernatura del año entrante al alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez–, hay quienes recuerdan que apenas el pasado martes 29 de agosto, al desfilar junto con otros gobernadores del PRD ante los diputados del sol azteca para exponerles sus prioridades en materia de presupuesto para 2018, así como en seguridad y justicia, el mandatario veracruzano del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, planteó la necesidad de aprobar recursos federales con criterio equitativo y… evitar su uso electoral el próximo año.
No se rían que lo dijo en serio. Además ya reiteró que él tampoco es un “farsante”.
REGINA SE ‘SACRIFICA’
Entrevistado este lunes durante la guardia de honor que la dirigencia estatal del PRI montó ante el monumento del Padre de la Patria en el parque de Los Berros, en Xalapa, el presidente del CDE del partido tricolor, Renato Alarcón Guevara, declaró que la diputada local Regina Vázquez Saut –quien acaba de sumarse al grupo legislativo del PAN– “es la que traiciona realmente a los priistas, (y que) si ella fuera un poquito más consciente hasta la (diputación) plurinominal regresaría porque el PRI fue quien la postuló”.
En efecto, si la hija del desaparecido cacique del sur, Cirilo Vázquez Lagunes, fuera una política realmente digna y honesta no sólo debería entregar la curul de representación proporcional que en estricto sentido pertenece al partido al que renunció sino que también estaría obligada a reintegrar el sueldo que durante más de un año estuvo cobrando como secretaria general del Comité Directivo Estatal, ya que durante todo ese tiempo no se presentó a sus oficinas en el edificio del Revolucionario Institucional, según comentó también el líder priista.
¿Pues qué le habrán ofrecido en el PAN para que la diputada local de Acayucan optara por sacrificar su otro ingreso mensual como la segunda del CDE del PRI?
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