Desde el 15 de septiembre pasado, el gobernador poblano Antonio Gali Fayad dio a conocer la lamentable muerte de la estudiante originaria de Xalapa, lo que ocasionó un luto nacional y pesadumbre evidente en lugares como CDMX, Puebla y la capital veracruzana.
La marcha de este domingo fue para clamar justicia por la muerte de la joven estudiante xalapeña… pero el gobernador prefirió usar su domingo de trabajo donde siempre informa de las actividades del Grupo Coordinación Veracruz (primera vez que no hace su conteo semanal de cadáveres) y se fue a la comida con el PAN y el PRD.
La marcha en Xalapa fue tan numerosa, que rebasó por mucho a los acarreados del Grito de Independencia y a los presentes en el tradicional desfile del 16 de Septiembre, donde dejaron solo a Yunes Linares.
El mandatario estatal tuvo la oportunidad de encabezar una protesta como actor político, junto a la familia de la víctima, para pedir el cese a la violencia en el país especialmente en lugares como Puebla (donde se acumulan los feminicidios)… Pero no, Yunes Linares prefirió irse a una tragazón con sus simpatizantes en Boca del Río y se olvidó del pueblo. Se ausentó.
Ese es el sello de la casa: la insensibilidad. No hubo ninguna condena, ningún mensaje de aliento a la familia por horas. Prefirieron mantenerse al margen y no expresar solidaridad alguna con la familia de Mara. Fue sólo cuando los reporteros lo entrevistaron este domingo, que finalmente lamentó los hechos… dos días después.
No por nada la consigna este domingo frente al Palacio de Gobierno: “Yunes, escucha: queremos paz… Estado omiso también es asesino”.
Este domingo quedó plenamente demostrado: mientras marchaban en Xalapa por Mara Castilla, el gobernador estaba comiendo con mapaches electorales; el Fiscal General del Estado, Jorge Winckler, preparaba paella y lo presumía en redes sociales; y la secretaria encargada de las políticas sociales, se probaba sombreros en una tienda departamental de lujo y subiéndolo al Instagram.
Así el gobierno del “cambio”… Insensible por donde se le vea.
DEL NEGRITO AL GRITO
Los pasados festejos patrios en Xalapa lucieron deslucidos, con poca asistencia de los xalapeños a la Plaza Lerdo, ni siquiera porque trajeron desde Nueva York a Willie Colón, quien en algún momento del concierto se quejó de que había pocos aplausos. Al parecer al gobernador no le dijeron que Xalapa no es Boca del Río.
“Willie Colón dice que así no regresará, al recibir un pobre aplauso que pidió al público para agradecer que el Gobernador los trajo desde NY”, nos comenta alguien en el concierto. Quizás hubiese sido una mejor idea que por vez primera, con sello de la casa, se contratara a la Orquesta Sinfónica de Xalapa para que se aventara el “Huapango de Moncayo” y otras lindezas mexicanas.
En la pasada edición de esta columna, planteábamos cómo sería el grito. Decíamos que ojalá la gente de Xalapa pudiera asistir, más allá de quién ocupe el Palacio de Gobierno y que en el gremio había apuestas en el sentido de si llevarían o no “acarreados” a la Plaza Lerdo: ganaron los que dijeron que sí habría.
Para las 10 de la noche --minutos antes del Grito-- los espacios frente al Palacio de Gobierno lucían vacíos, con escasa gente que prefirió sentarse en las escalinatas de la Catedral, comiendo los antojitos que les dieron a su llegada.
Otro dato es que se vieron camiones traídos incluso desde Boca del Río y algunos de Xalapa. Eso sí: eran menos que en otras ocasiones, pero eso no significa que no hubiesen usado otros métodos para traer a los “acarreados”. De hecho, se comenta que la mayoría de los presentes en la Plaza Lerdo eran policías vestidos de civil, a quienes les permitieron traer a sus familias.
Minutos antes del Grito, los espacios vacíos se fueron rellenando rápido. Quizás el detalle más vistoso es que, contrario a la tradición, el gobernador salió solo al balcón principal del Gobierno de Veracruz, sin su esposa; la señora Leticia Márquez, por su parte, estuvo en Boca del Río, acompañando a su hijo mayor y alcalde.
Luego del acto protocolario, el gobernador salió al balcón con sus hijos Fernando (alcalde electo de Veracruz) y Omar (el que mueve la lana de la familia y se le mencionó en los “Panamá Papers”), con sus respectivas esposas.
Otro dato es que un reportero anduvo sondeando a los presentes, y resulta que los policías hasta se disfrazaron de vendedores de chucherías. Por eso no fue sorpresa que el gobernador, luego del Grito, haya bajado a saludar a la gente en la Plaza Lerdo pues prácticamente estaba rodeado de policías que lo estaban cuidando. Vaya, el “baño de pueblo” más bien fue “baño de guarros”.
EPÍLOGO HUEVÓN: El 30 de noviembre de 2016, el entonces gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares presentaba a su gabinete y decía muy orondo que “quiero decirles en público lo que hemos hablado ya en privado, ellos saben que serán dos años en los que no habrá descanso, dos años en los que trabajaremos absolutamente todos los días”… Pues resulta que no… Que siempre no fue así, y el mismo gober Cascarita lo evidenció este domingo diciendo que como era día de su descanso, por eso andaba comiendo con panistas y perredistas en Boca del Río.
EPÍLOGO TRAGALUZ: Imperdible la entrevista que le hace Fernando del Collado al líder nacional del partido Movimiento Ciudadano, el ex gobernador veracruzano Dante Delgado Rannauro… Y de lo más destacado es lo siguiente…
--¿Usted tiene oportunidad en Veracruz? No busco nada. --¿Recuerda aquí como lo trataron ahí? Claro, hablábamos de que no se deben de olvidar las cosas. --¿De la cárcel? De todo. --¿Qué está haciendo Yunes con su estado? Es una persona, desde mi punto de vista, menor y regional. --Por cierto, ¿ha visto a Fidel Herrera? Tengo muchos años que no lo veo.
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