Ricardo Anaya estiró demasiado la liga y como era evidente que sucedería, puso en riesgo ya la viabilidad del rendimiento electoral del Frente Ciudadano al que gustosos se sumaron los dirigentes del PRD Y Movimiento Ciudadano, Alejandra Barrales y Dante Delgado, ávidos de colgarse del potencial del PAN en un escenario donde el rechazo al PRI y al presidente Peña Nieto les daba una gran oportunidad de pelear por la presidencia.
¿Quién gana con la salida de Margarita Zavala del PAN? Desde luego que el PRI y quien muy probablemente será su candidato, el hoy secretario de Hacienda José Antonio Meade, que reciben una bocanada de oxígeno que habrá que ver si les alcanza para retener la presidencia, pero sin duda el principal beneficiario de este quiebre del panismo es López Obrador, que de por sí ha sido desde hace meses el puntero en las encuestas y con este nuevo escenario ve prácticamente pavimentado el camino a Los Pinos.
Lo interesante ahora será ver la profundidad que alcanza la fractura blanquiazul en las entidades donde habrá elecciones como en Veracruz. Aunque en nuestro estado la dirigencia estatal se ha apresurado a minimizar la salida de Zavala del PAN y lo ha reducido a un “mal asesoramiento” que la llevó a esa decisión que “solo favorece al PRI”, lo cierto es que sÍ mete ruido al proyecto del gobernador, porque aunque el control de Yunes sobre el panismo local es férreo, no hay que olvidar que la apuesta del mandatario veracruzano por Anaya lo coloca ahora frente a la esposa del ex presidente Calderón, en cuyo gobierno fue director del ISSSTE.
Seguramente el michoacano y los aguerridos senadores panistas –que tienen ya amarres con el PRI- como Roberto Gil, Javier Lozano o Ernesto Cordero, leales a Calderón y Margarita, y que amenazan a Anaya que no se quedarán cruzados de brazos van a meter presión por todos lados y Veracruz desde luego no será la excepción. Y si a ello sumamos el desencanto ciudadano con el actual gobierno, la apuesta del PRI por recuperar la plaza, el factor López Obrador en su tercer intento de llegar a la presidencia y sobre todo el peso de la entidad como reserva de votos, el cóctel es más que espeso para el panismo gobernante.
El paseo por las nubes que se imaginaban en el tránsito de la estafeta de padre a hijo –elección de estado de por medio- se complica.
Lástima Margarita.
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