De acuerdo a versiones desde el seno de la CDMX, Mancera sabe perfectamente que la salida de Zavala aunada a la coyuntura de los sismos, lo llevarían, cuidando no ofender la sensibilidad ciudadana, a encabezar el Frente Amplio en la boleta del 2018.
Al momento y de acuerdo a gente ubicada en el PRD y el PAN, sólo hay de "dos sopas" para la alianza contra Morena, o bien, versus la coalición que abandere el PRI: Anaya o Mancera. El azul llevaría "mano", pues siente confeccionado el Frente a su nombre, sin embargo, muchos no descartan un "mancerazo".
De hecho, varios panistas pesados con sello de Zavala no dejarán las filas de su partido para entorpecer el camino de Anaya, entre ellos y por mencionar sólo uno, Felipe Calderón. La encomienda resulta lógica: bajar al de Querétaro para que en caso de agenciarse la candidatura, llegue bastante disminuido.
El ofrecimiento de Anaya a Mancera, dado el inesperado crecimiento que éste ha tenido en las últimas semanas, particularmente en la CDMX, consiste en otorgarle la silla de la Secretaría de Gobernación; jugada de dos bandas, pues cumpliría el requisito de darle la posición dos a un militante distinto al que encabece la candidatura.
Por otro lado, hay un buen sector del Frente que ve mayores "negativos electorales" en Anaya que en Mancera, situación que alimentaría la idea de dejarlo llegar a la candidatura, pues según ellos, Zavala recibiría todos esos votos de rechazo al actual líder panista, situación que la pondría en mayor competencia contra Morena.
Aún falta mucho para mediados de diciembre, cuando los mismos tiempos del INE podrían arrojar mayor claridad sobre quién será el candidato del Frente, situación que al momento se mueve entre Anaya y Mancera.
Y en el PRI, nada está definido, aunque así lo quieran ver muchos en las últimas semanas. La moneda sigue en el aire, aún no cae al suelo.
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