Hemos ido sorteando de sexenio en sexenio, ya hace varios, el desdén de nuestros gobernantes y su desmedida ambición. Estos señalamientos reales; nadie en su sano juicio puede negarlos. Y respondemos como un país dolorido, traicionado , ignorado; pasto de aves de paso y de rapiña. Abandonado a su suerte en todos sentidos.
Acumular dinero y propiedades a costa de cada día sumar más mexicanos a las filas del hambre, el desempleo y, de un tiempo a la fecha a la desolación y al terror cotidiano de salir o ver salir a algún miembro de la familia, y quedarse pensando en si regresará o no o en qué condiciones.
Sufrir el disgusto y las terribles consecuencias de que cualquier día llegue el proveedor de la familia y con el rostro dolorido nos diga que lo han despedido del trabajo. En fin, el recuento de los daños a las familias mexicanas; a los miles de jóvenes que no tienen ni vislumbran para dónde mirar en lo que a su futuro respecta mientras vemos el dispendio en la clase política que sólo nos da de tiempo atrás: desesperanza, salarios de hambre y de miedo...en fin a lo que quiero llegar es a expresarles que todo esto sólo equiparable a" las siete plagas de Egipto"nos ha llevado y no con poca razón a caer en la peor y menos efectiva defensa.
El insulto a nuestras autoridades, que nos guste o no, son los representantes de nuestra sociedad y de nuestro país, y la violencia sólo da más poder al poderoso y arrincona más al ciudadano.
Entiendo con toda claridad que a nosotros, los ciudadanos del día a día que salimos a ganar un salario para sobrevivir la esperanza se nos convierta en desesperación y sólo vemos un camino: la respuesta violenta, el insulto, etc, etc. En tanto aquellos a quienes va dirigido nuestro dolor en forma de coraje supremo, no los inmuta.
Y así vamos ahondando día con día la brecha de separación. Ellos, los que gobiernan se tornan cada día más sordos y ciegos ante nuestras necesidades y derechos ciudadanos y humanos. Nos dejan despotricar, insultar y así nos mantienen entretenidos.
Nos obnubilamos en y con el insulto y ya no volteamos ni vislumbramos salida. Y como asentó el Benemérito de las Américas; Benito juárez García "el respeto al derecho ajeno es la paz". Que se traduciría como : A cada quién lo suyo; o parafraseando la frase de "Al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios" y recordamos que la voz del pueblo es la voz de Dios; si reiniciamos la buena y sana costumbre de respetar seremos respetados. Podremos hacer llegar nuestras voces a donde y a quien deben llegar. Cuando todos perdemos el respeto a las autoridades, caemos en la debacle y, obvio; llevamos las de perder. |