Un error en los empleados de la tienda pasó a ser un problema legal porque la tienda se negó a vender los productos. La Profeco analiza el caso y hay notas que citaron una posible multa a Soriana que ronda los cuatro millones de pesos. Aunque siendo francos, en medio del error de los empleados y el problema legal, hay un asunto entre lo ético y lo moral…
¿Ver “la oferta” en 10 pesos no nos dice que es posible que haya un error de la empresa? ¡Claro!, pero el cliente sólo ve una oportunidad, una ganga, por encima de un error.
También esto me hizo recordar cuando allá por agosto, fuimos a hacer la despensa a una tienda de Chedraui y nos encontramos una “ofertota”: Nos daban tres yogures por $19.50 con precio unitario ¡a seis pesos!
Junto a nosotros, tres estudiantes de prepa ya estaban más que puestos para aprovechar la oferta y la Mujer y yo les comentamos que se fijaran bien en el anuncio e hicieran cuentas. Al final, uno de los jóvenes entendió y optaron por comprar otro producto. No creemos que haya sido una “publicidad engañosa”, apostamos más bien a un error bajo el criterio de no creer que una empresa como Chedraui se aventara “el tiro” de un fraude de tal naturaleza.
Es cierto, vivimos en una sociedad que se basa en la una Ley de la Selva, del Más fuerte, del Ladino, del Oportunismo; sin importar si se es rico o pobre, funcionario o empleado, periodista o político… se ve la oportunidad ¡y se aprovecha!, como aquél que se encuentra un celular, una cartera, lo que sea… ¡matanga dijo la changa! ¡Cuántos vamos a pensar en regresarlo! ¿De diez, cuántos cree que harían lo posible por devolver lo encontrado?
Es cierto, hay doble yerro por parte de la empresa: Primero, por quien puso los precios; segundo, porque la supervisión antes de abrir la tienda, falló… lo que se complementa con la posición de cada quien a la hora de ver en una pantalla un precio que resulta a todas luces increíble, pero que hace sentirnos imbéciles si no lo aprovechamos…
Profeco tiene un camino bifurcado para atender este caso: Aplicar las disposiciones que por Ley tenga, o interpretar las circunstancias que hay entorno a una oferta que nunca se pretendió.
Al final, lo que resuelva la Profeco, seguro que será como en la mayoría de los casos: el hilo se reventará por lo más delgado, como le pasó a “Calaquito”, quien cada quincena, estuvo pagando su error de dedo.
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