Ahora el punto del nuevo conflicto entre el gobernador y las futuras autoridades municipales de Morena fue por la ausencia de los alcaldes electos de Coatzacoalcos, Xalapa, Poza Rica y Minatitlán, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, Hipólito Rodríguez Herrero, Francisco Javier Velázquez Vallejo y Nicolás Reyes Álvarez, respectivamente, en la sesión ordinaria del Grupo de Coordinación Veracruz que tuvo lugar el lunes en la Escuela Naval Militar de Antón Lizardo.
Es más que evidente que los montones de muertos y los ríos de sangre por toda la geografía estatal dañan ya seriamente la imagen de la administración yunista, que tiene encima el reclamo generalizado de toda la sociedad veracruzana incluidas instituciones tan poderosas como la Iglesia católica. De ahí –se entiende– que quiera involucrar más a los ayuntamientos en las tareas de combate a la delincuencia, seguramente para delegar, ahora sí, parte de la responsabilidad y quitarse un poco de presión.
Pero los morenos no acudieron a su convocatoria y trataron de justificar su ausencia con diferentes pretextos, lo que llevó a que se violentara el gobernante quien por una parte advirtió (algunos lo tomaron como una amenaza) que si esos alcaldes persisten en su actitud las “fuerzas del orden” evaluarán quitarles el apoyo para que sean las propias autoridades municipales las que se hagan cargo de la seguridad en sus demarcaciones, hasta llamarlos “títeres” y calificarlos de rupturistas y conflictivos.
"Es lamentable la falta de compromiso con la seguridad pública y la falta de compromiso también con las personas que representan o con quienes van a representar a partir del 1 de enero próximo”, declaró el gobernador Yunes.
Es destacable que quienes lo dejaron plantado son presidentes municipales electos de Morena, significativamente de cuatro de los municipios más grandes e importantes del Estado, lo que hace avizorar un año de infierno político en 2018 para el gobernante, tanto por la oposición de sus enemigos políticos a que herede el gobierno a su hijo como por el conflicto permanente que tendrá con los morenos.
El mandatario estatal habla de la falta de compromiso de los alcaldes rebeldes con sus representados, pero creo que o no lo ha advertido o sí pero está dejando pasar el gran detalle de que la reacción de los alcaldes electos de Morena es o puede ser consecuencia de la negativa de su gobierno a entregarle a la bancada de ese partido de izquierda la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso local en septiembre pasado como estaba acordado, con lo que también faltó al compromiso con un tercio de los electores veracruzanos que votaron por la izquierda (el PAN obtuvo 859,278 votos contra 809,954 de los partidarios de López Obrador).
Me atrevo a pensar que lo del lunes fue apenas la primera consecuencia del agandalle de los azules de haberse apoderado con chicanadas legislativas y argucias legaloides de la Jucopo, de usurpar una representación que en justicia y por derecho le correspondía a Morena. Creo que la situación se complica porque hoy la bancada morenista no querrá volver a negociar ni a acordar nada con un gobierno que ya les demostró que no tiene palabra y que no respeta ningún acuerdo ni compromiso. Luego de lo que les hicieron, ni modo de pensar que los morenos sólo están esperando que los llame el gobernador para salir corriendo a su encuentro cuando hay de por medio un gran abismo de desconfianza.
Y para enredar más la situación, el gobernador en lugar de tratar de convencer a los alcaldes electos de la necesidad y conveniencia de trabajar juntos en materia de seguridad, de negociar para compensar lo de la Jucopo, les da palo y los llama “títeres” y los descalifica presentándolos como conflictivos… cuando todavía no han empezado su gestión. Mal.
Lo preocupante y lamentable de todo esto es que tanto por el incumplimiento de unos y otros, de panistas y morenistas, a los únicos que perjudican, que dañan, que ponen en riesgo, es a los veracruzanos. Ahora se empiezan a ver las consecuencias de haber ordenado no entregar la Jucopo violando un acuerdo establecido e ignorando la voluntad de un número que se acercó al millón de veracruzanos. Y lo que falta y vendrá.
Decía líneas anteriores que al menos debería buscarse la paz política, pero al haber optado el gobernador por la línea de la confrontación, el panorama se ve complicado. He aquí algunas consideraciones por qué el mandatario no debiera confrontarse con quienes representan hoy una auténtica fuerza política.
Si bien Morena se quedó chico como partido por el número de alcaldías que ganó, sólo 17, en la elección de junio pasado, se ubicó en tercer lugar por el número de votos, casi al parejo que la alianza PRI-PVEM que quedó en segundo: 577,727 contra 556,875, no obstante que Morena participó solo.
Su crecimiento es real. En la elección de este año sembró cabezas de playa electorales en el norte, el centro y el sur del Estado, en las cuales podrá cavar trincheras para tratar de avanzar y crecer más entre el electorado veracruzano.
En el norte se hizo de la alcaldía de Poza Rica, en el centro de la de Xalapa y en el sur de la de Coatzacoalcos, algo que no lograron ni el PAN-PRD con todo el poder que tiene, menos el PRI.
La capital es una de las dos ciudades emblemáticas que tiene la entidad junto con la del puerto de Veracruz. Xalapa es el centro de los poderes. No se puede hablar de Veracruz sin asociar al Estado con Xalapa. Y los 68,886 votos que obtuvo Hipólito Rodríguez hablan de la fortaleza de Morena.
Por si fuera poco, el hecho de ganar Coatzacoalcos con 45,992 votos es también de gran significación, porque este puerto del sur es la capital industrial de una de las zonas más promisorias no sólo de Veracruz sino del país entero, pues aquí se inició ya una Zona Económica Especial que según los anuncios oficiales que se han hecho, en sus primeros 10 años generará más de 50 mil empleos y atraerá una inversión cercana a los 15 mil millones de dólares.
Morena, pues, se hizo de las capitales cultural e industrial del Estado (la turística la tiene el PAN). ¿Alguien en su sano juicio puede considerar sano pelearse con Morena o desestimar su fuerza porque ganó sólo 17 municipios, pero de los más importantes de Veracruz?
El partido de López Obrador, si le echamos números, obtuvo en sólo dos municipios, Xalapa y Coatzacoalcos, 114,878 votos. Para dar idea de su fuerza, por ejemplo, en Xalapa sacó una ventaja de ¡50,147 votos! al PRI que sólo alcanzo 18,739 sufragios.
Pero además, los que saben de estas cosas aceptarían gustosos a cambio las 17 alcaldías de Morena por las 39 del PRI-PVEM, porque aquellas son de las ciudades más grandes del Estado pero también de las de mayor presupuesto, contrarias a las de los tricolores-verdes que son de ciudades medias o chicas y con un presupuesto bajo.
Cierto, Morena no alcanzó las presidencias municipales que se estimaba entonces (se hablaba de hasta 80), pero su crecimiento en número de votos y en la conquista de ciudades grandes e importantes es real, pese a todos los obstáculos que le puso el grupo en el poder del PAN- PRD y su General de cinco estrellas.
Por ejemplo, en otra ciudad grande, Córdoba, se quedó muy cerca del candidato del PAN- PRD, pues obtuvo 18,235 votos contra 20,069, o sea a sólo 1834 sufragios de diferencia, lo mismo en Tuxpan, donde sacó 9,952 votos contra 11,017 de PAN-PRD, o sea a sólo 1,065 de alcanzarlo.
Pero el gobernador opta por descalificarlos en público. Nada bueno le espera a Veracruz así.
Del Gobernador
Fechada el 25 de noviembre, apenas ayer recibí una tarjeta del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares con el siguiente texto:
“Estimado Maestro Reyes:
En ocasión de su cumpleaños, le envío una sincera felicitación con mis mejores deseos de éxito, salud y realizaciones personales para éste y muchos años más.
Reciba un abrazo con todo mi afecto.
¡Muchas felicidades!
(enseguida sigue su firma) |