En la Ciudad de México, pasado el Grito de Independencia de este año, hubo un hecho inusual. Durante una semana o un poco más, reportaron cuerpos de auxilio médico y policía, cuatro casos de indigentes que fueron quemados mientras dormían en las calles.
Algo ocurre… este año, en marzo, en Palermo (Italia), un indigente es rociado con combustible para convertirlo al momento en una antorcha humana. Hace casi dos semanas, en Munich, Alemania, dos jóvenes prenden fuego a las pertenencias de un indigente sin causarle en este caso daño a su persona…
Hay una constante en estos hechos… jóvenes. Al menos en los casos en que hubo evidencia grabada. No descarto que en los otros, donde no hubo tal, igual haya participación de éstos. Tampoco descarto que la pretensión en la mayoría de éstos haya sido “molestar” y “no lastimar o mucho menos matar”, todo esto expresado con una cabeza gacha…
Asumo que detrás de ello, de una manera tácita, en cada joven que cometió este crimen (hablo desde adolescentes hasta quizás 25 años), hay un dejo de exterminio, de odio, de resentimiento y discriminación.
Agreden al indigente por creerlo inferior, indefenso, sin valor. El asunto es cómo es que estos jóvenes llegan a esas tablas de valores que igual pueden ser equiparadas a las de muchos que se han visto involucrados en otros crímenes como el de la violación de compañeras de escuela… ¿les suena el caso?
Las escalas de valores sólo las retoman de sus familias, que esto no quiere decir que “toda” la familia sea una ojete… me refiero a que copian “el modelo” de la figura que idealizan, en la mayor parte de los casos, puede ser el padre, un tío, un hermano mayor.
Lo demás, es encontrar afines, criterios afines que pueden ver a un anciano como blanco de burlas, a una joven como presa de instintos, o a un indigente como un ser desechable.
Han de disculpar, pero si el clima de inseguridad y violencia que se vive en Veracruz lacera, este crimen perpetrado contra “el Señor de las Cobijas” es una vergüenza que espero se castigue, porque quien lo cometió implica un riesgo para la sociedad si encuentra afines a él… si no es que ya los encontró.
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