Y no contenta con eso se agandalló un lugar en la primera fila.
Por Dios señora, qué oso.
Carolina anhela la candidatura a la senaduría por el PRI, pero en el partido no quieren saber de nadie que huela a fidelidad.
Y si por esas vicisitudes que tiene la vida resulta candidata pasarán dos cosas: la primera es que nadie pondrá en duda que los chicharrones de Fidel siguen tronando al interior de ese partido. Y la segunda es que Carolina perderá la elección.
La otra aspirante es Anilú Ingram Vallines, actual delegada de la Sedesol que tiene a su favor ser titular de la dependencia encargada de los apoyos sociales.
Y la tercera aspirante es Elízabeth Morales García, actual delegada del ISSSTE y ex delegada de la Profeco.
Te reitero lector, a menos que haya mano negra quedaría Carolina Gudiño. De otra manera, ni en sueños.
Pero no hay que descartar las dos delegadas.
A pesar de que la candidatura de Anilú está en duda, en el altiplano se podría operar para que no se quede fuera de la jugada.
Y en el caso de Elízabeth, su candidatura está casi cantada entre otras cosas porque va arriba en todas las encuestas que ha hecho el PRI. Y esto es un dato que no se puede soslayar.
Además, donde se para da buenos resultados como sucedió cuando fue diputada federal y alcaldesa de la capital veracruzana.
Todo esto lo saben en el tricolor que no quieren darle ninguna concesión a la oposición.
Perder el tercer bastión de votos del país tras más de ochenta años de gobernar en Veracruz, es algo que no olvidan y que no desean que se vuelva a repetir.
Veremos.
PD. A la hora de ponerle punto final a esta columneja, los diputados veracruzanos Emiliano López Cruz y José Roberto Arenas Martínez, se estaban pronunciando por Juan Carlos Molina Palacios, dirigente estatal de la CNC, como candidato del PRI al senado. Si el partido le da su bendición sólo habría lugar para una aspirante mujer. Sólo una.
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