Lector te abrazo y deseo que logres todos tus propósitos en este año. Aquí estamos de nuevo.
Es año electoral y en cuestión de horas los candidatos nos empezarán a bombardear y a aturdir con sus mensajes, discursos, espots…
Pero, eso creo, debemos estar muy alertas para no distraernos de los verdaderos problemas que las promesas de los aspirantes, precandidatos y candidatos no han podido resolver.
Cerramos 2017 en medio de la violencia y la inseguridad que caracterizó ese año, con ríos de sangre y montañas de muertos así como “levantados” y desaparecidos.
En su comunicado dominical del 24 de diciembre, que suscribe el vocero presbítero José Manuel Suazo Reyes, la Arquidiócesis de Xalapa resumió con mucho realismo y crudeza la terrible situación que ahoga a Veracruz.
“Celebraremos la Navidad en medio de una realidad desafiante y difícil. El tejido social está lastimado. El año que está concluyendo se ha ido desarrollando entre luces y sombras, lamentablemente por donde quiera hay signos de violencia y miedo que nublan los signos de recuperación que se han estado logrando. La inseguridad se ha hecho cotidiana y se corre el riesgo de contaminarnos con una mentalidad fatalista que no alcanza a ver la salida en medio de las situaciones que nos afligen”.
Me parece de la mayor importancia y preocupación el riesgo, como dice, de que caigamos en el fatalismo ante la inseguridad cotidiana, esto es, en el conformismo que nos lleve a la indiferencia “porque las cosas son así”.
El Diccionario de la Real Academia Española ofrece estas dos acepciones de la palabra “fatalismo”: 1. Creencia según la cual todo sucede por ineludible predeterminación o destino, y 2. Actitud resignada de la persona que no ve posibilidad de cambiar el curso de los acontecimientos adversos.
Contra esto nos alerta la Iglesia y, para colmo, este año, al riesgo de contaminarnos con esa mentalidad se sumará el ruido distractor de los candidatos y sus partidos y el juego que hagamos y la importancia que demos a lo intrascendente, a lo banal, a lo trivial, a lo común, a lo insustancial de los insultos con propósitos mediáticos de panistas, priistas, morenos y demás fauna política.
Ante la cruda realidad, el 28 de diciembre el Secretario de Seguridad Pública Jaime Téllez Marié alardeó diciendo que desde el inicio de la administración tanto él como el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares han recibido amenazas de un grupo de la delincuencia organizada, aunque ante el combate que le han dado “ya están respetándonos”.
Asústame panteón han de haber dicho los delincuentes, que los respetan tanto que todos los días les dejan reguero de ejecutados (muchos descuartizados) por todo el territorio estatal.
Pero el propio gobernante estatal desestimó las declaraciones de su subordinado, porque dos días después dijo en conferencia de prensa que eran “absolutamente irrelevantes” las amenazas del crimen organizado contra servidores públicos, ya que, cuando se asume una responsabilidad se sabe que se corre ese riesgo.
“A pesar de las amenazas, él (el gobernador) y su equipo de trabajo asisten a las reuniones del Grupo de Coordinación Veracruz para definir estrategias de seguridad para los veracruzanos... Las amenazas para los servidores públicos son absolutamente irrelevantes... Cuando se asume una responsabilidad se sabe que se corre el riesgo y los riesgos son inherentes al cargo, así es que aquí estamos cada fin de semana y a veces entre semana también, comunicándonos todos los días en una tarea muy compleja que es combatir a la delincuencia, pero lo hacemos con el valor y con la decisión que se requiere para los diferentes problemas”.
El 28 de diciembre, en un acto en el municipio de Jesús Carranza había ofrecido, otra vez, que va a resolver el problema de la inseguridad.
“En esta zona, el 4 de diciembre, a unos días de haber tomado posesión del gobierno, tuvimos que hacer frente a la delincuencia organizada y lo hicimos con los pantalones bien fajados, con el cinturón bien apretado (…) Nosotros decidimos combatir de frente a la delincuencia y vamos a resolver el problema de inseguridad, hay un gobernador decidido a hacerlo”.
Iniciemos el año con optimismo. Confiemos en que este año el gober resuelva el problema, como ofreció en Carranza.
Un buen paso lo dio el 30 de diciembre cuando en el marco de la reunión numero 53 del Grupo de Coordinación Veracruz dio a conocer que se reunió con los nuevos alcaldes de Coatzacoalcos, Minatitlán, Xalapa y Poza Rica, todos de Morena, con quienes creó convenios para crear las policías municipales en esos municipios.
El 31 de diciembre, al asistir a la rendición de protesta de su hijo Fernando como alcalde de Veracruz, ofreció trabajar sin distingos con los nuevos alcaldes.
“Trabajaremos unidos por el bien de Veracruz. Sin hacer distinción, nuestro gobierno unirá sus esfuerzos al de todos los gobiernos municipales para iniciar juntos una nueva etapa en la vida de nuestro estado, una etapa en la que de una vez por todas dejemos atrás las historias negativas, los hechos que lastimaron a los veracruzanos, que provocaron una crisis que vamos superando”.
Me llamó la atención que dijo que “podemos ver y vivir con optimismo los nuevos tiempos de Veracruz, un optimismo racional no emocional, un optimismo sustentado en realidades no en buenos deseos”.
Realidades, no buenos deseos. Razones, no emociones. Eso ofrece para este 2018. Que así sea, gobernador, pero de veras.
Se registra este martes Cuitláhuac
En su sede de la calle Simón Bolívar en Xalapa tendrá lugar este martes el registro del diputado federal con licencia Cuitláhuac García Jiménez como precandidato de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura del Estado.
El Comité Ejecutivo Estatal está invitando “desde las 12:30 horas” (será a la una de la tarde). En la elección de 2016, también para la gubernatura, Cuitláhuac obtuvo 809 mil 954 votos y Morena se convirtió en una de las tres fuerzas electorales más importantes del país sólo por debajo de Ciudad de México y Estado de México. |