“Pero al que le tocará bailar con la más fea será a José Yunes Zorrilla (el analista nunca le dio posibilidades a Héctor Yunes de contender por segunda ocasión), pues de entrada cargará con el ‘Efecto Duarte’ y con todos los actos de corrupción del priismo. Es decir, Pepe sabrá por primera vez en su vida lo que es tener que responder por culpas ajenas y seguramente será derrotado.
“Mi vaticinio es que la gubernatura se la pelearán el candidato del PAN y el de Morena, con amplias posibilidades de ganar para este último. El PRI quedará en un honroso tercer lugar si bien le va”, me dijo el analista.
-¿No le ves ninguna posibilidad de triunfo al PRI?- le pregunté.
-Ninguna; ni aunque su Santidad el Papa sea su candidato a gobernador- me contestó.
Pero tres meses después de aquella charla y cuando apenas van unos días de precampaña, los papeles se han invertido.
El candidato de Morena, Cuitláhuac García, no es que no despegue; es que ni siquiera está en la pista. El tipo no se ve; su protagonismo es nulo a lado del de su jefe Andrés Manuel López Obrador que es el que habla, discurre, propone y ordena. Más que precandidato a la gubernatura, Cuitláhuac da la impresión de ser un asistente de AMLO que sólo abre la boca cuando éste se lo ordena.
Si sigue así o apostando al carisma de Andrés Manuel, lo más seguro es que regrese a su curul después del 1 de julio… y será a entregarla.
El panista Miguel Ángel Yunes Márquez comenzó su precampaña siguiendo el estilo retador y entrón de su papá. Al igual que Yunes Linares, el joven va a todas y no deja agresión sin contestación.
A quienes lo acusaron de ser un junior les contestó que nada le han regalado y que tendrá que sudar si quiere ganar la gubernatura.
Yunes Márquez privilegia en sus discursos sus logros como alcalde (dos veces) de Boca del Río y hace muy bien. Donde le falla es cuando dice que su gobierno será una continuidad de actual, porque no todos están de acuerdo con la forma en que su papá está combatiendo la inseguridad que se ha vuelto una pesadilla.
Yunes Márquez será uno de los candidatos a vencer en la contienda por la gubernatura.
El priista José Francisco Yunes Zorrilla comenzó su precampaña a tambor batiente y tumbando caña. Desde el viernes anterior centró su discurso en la violencia que atosiga a la entidad y la poca efectividad del gobierno estatal para combatirla.
Es un discurso que no ha soltado y que le está dando buenos dividendos.
Este jueves dijo en Xalapa: “El cambio llegó a Veracruz hace un año y en un año, a mí no me satisface la realidad que vivimos. ¿Quién puede vanagloriarse de un cambio cuando hay más inseguridad, cuando hay más violencia, más miedo y más angustia?”.
Pero no sólo se centra en la violencia: “¿Quién puede presumir un cambio cuando en 2017 en Veracruz la economía entró en franca recesión? En el 2017 no se creó un solo empleo. Se perdieron 16 mil empleos. Y cuando no hay empleo y no hay trabajo, crece la pobreza. Cuando hay pobreza y desesperación y muchas necesidades, se van perdiendo los márgenes de tolerancia y se van optando por caminos no siempre lícitos y se crea un círculo vicioso que está tomando de rehén a un estado grande, porque grande es su gente. Y es tiempo que su gente salga a la calle a construir el futuro que queremos”.
Sus palabras, con evidente dedicatoria, no han sido rebatidas ni refutadas. Y menos han sido desmentidas.
¿Y el Efecto Duarte?
Sin ligas de ninguna índole con Javier Duarte y el duartismo, ese efecto le está pelando los dientes a José Yunes Zorrilla que quiere la gubernatura y dará la batalla de su vida para alcanzarla.
Américo, nuevo líder del PRI
Por fin, este sábado Américo Zúñiga Martínez será ungido como nuevo dirigente estatal del PRI, con lo que se reforzará la campaña de su amigo José Yunes Zorrilla quien lo está proponiendo desde hace meses.
Américo hizo una labor de diez como alcalde de Xalapa y su primera chamba como jerarca del partido, será restañar heridas y conciliar con quienes fueron groseramente desplazados.
El PRI necesita alguien que concilie y Américo es excelente en ese rubro.
Por su parte, Pepe Yunes necesita una persona de confianza en la dirigencia estatal; alguien que lo apoye aglutinando a todos los sectores en torno a su candidatura, y en ese renglón Américo le entregará buenos resultados.
Pero para lograrlo, es casi un hecho que llame a cuentas a aquellos que sin el menor pudor, pero sin abandonar al partido, brindaron su apoyo a los candidatos de oposición en la pasada contienda electoral.
En fin, eso se verá cuando suceda.
Lo que sí es seguro seguro seguro, es que nadie dentro del PRI levantará una ceja, gruñirá o amenazará con irse, cuando este sábado se formalice el nombramiento del ex alcalde xalapeño como nuevo líder del partido en Veracruz.
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