Los que presumen saber al dedillo lo que acontece bajo las tibias sábanas blancas del poder político, aseguran que el candidato de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Verde Ecológico de México (PVEM) y Nueva Alianza (PANAL), puso los ojos sobre la tercera potencia electoral del país.
En cierta reunión de alto nivel y significada discreción, Meade Kuribreña pidió el apoyo total y absoluto a José Francisco Yunes Zorrilla, presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público en el senado de la república, tomando en cuenta que la entidad dispone de un poco más de ocho millones de habitantes.
La primera encomienda verbal dictada al joven político y empresario veracruzano, reúne condiciones de alto riesgo si consideramos que la militancia del Revolucionario Institucional y la de los partidos aliados, se encuentran severamente fracturadas por intereses personales y de grupo no satisfechos al pie de la letra.
El compromiso consiste en elevar la cifra de votos obtenidos por el aspirante presidencial en el período comprendido del 2012 al 2018.
Se recordará que en la contienda de referencia la panista Josefina Vázquez Mota, obtuvo el primer lugar en sufragios; el priísta Enrique Peña Nieto, el segundo y el morenista Andrés Manuel López Obrador, el tercero.
El panorama electoral no se ve del todo bien para los propósitos mediatos del tricolor en Veracruz, descompuesto por las pésimas administraciones de Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa.
Los calificados estrategas de Yunes Zorrilla, auguran de que en el caso de rebasar las cifras requeridas, la gubernatura para el periódo comprendido del 2018 al 2024, será de ellos, sólo de ellos y únicamente de ellos.
Pero, agárrense porque no es todo el apunte. El popular Pepe Yunes estaría tiempo razonable al frente del Poder Ejecutivo y después de algunos meses, quizá un año, presentaría licencia al Congreso del Estado para ausentarse por tiempo indefinido de su responsabilidad constitucional.
Ese movimiento está bien calculado por el alumno del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, ese personaje que declaró la guerra al narcotráfico hace doce años con resultados bastante deplorables a las fuerzas armadas y consecuencias mortales a la población civil.
Yunes Zorrilla partiría como impulsado por la varita mágica de Harry Potter a la Ciudad de México, a ocupar una de las más importantes secretarías existentes o, en su defecto, de reciente creación.
Y, ¿cómo quedaría el violento y politizado Estado de Veracruz? La respuesta también es simple, digerible, mecánica, predecible.
En plática sostenida entre José Antonio Meade Kuribreña, Luis Videgaray Caso y José Yunes Zorrilla, salió el nombre del inquieto Héctor Yunes Landa, presidente de la Comisión Anticorrupción y Participación Ciudadana en el senado de la república, como figura central de la propuesta sucesoria.
El juego está marcado, al menos en los meticulosos y conocidos análisis de prospectiva, realizados hasta el momento.
El aspirante presidencial movió la varita mágica para que la secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), canalice más de dos mil 500 millones de pesos a la secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) y sean manejados con la más nítida transparencia por la delegación en Veracruz.
La idea central, de acuerdo a la fuente consultada, consiste en poner a trabajar a las 62 delegaciones y representantes de cada dependencia federal en dirección a inducir el voto del próximo primer domingo de julio del 2018.
Por allí va la cosa.
Sólo para tus ojos . . .
Duro paquete espera a los aspirantes a la gubernatura de Veracruz.
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