Pero el día llegó y nada. Andrés Manuel se presentó en el mitin que tenía programado a eso de las once de la mañana. Dos horas después Yunes Linares estuvo en el arranque de la construcción de un puente en Ojite, una comunidad situada a 20 kilómetros del centro de Álamo.
Y nunca se vieron.
Eso sí, ambos aprovecharon la ocasión para pullar al otro, pero la cosa no pasó a mayores ni de lejos.
¿Y las pruebas de la ayuda de Duarte a Morena?
Yunes no las presentó porque no las hay; no existen.
Después de la elección del 2016 donde el PRI perdió la gubernatura, gente cercana al partido filtró a los medios lo que se sabía desde la campaña; que Duarte había apoyado con varios millones de pesos al candidato de Morena a gobernador, Cuitláhuac García.
El propio candidato perdedor del PRI, Héctor Yunes Landa, dijo que Cuitláhuac había visitado en más de una ocasión la Casa Veracruz para platicar con Duarte y salía de ahí con millones de pesos producto de esa ayuda.
Es más, personas cercanísimas al entonces Gobernador juran que esa ayuda existió. Y en efecto, al parecer sí la hubo (por mucho que Duarte lo niegue desde la cárcel), pero no existe un video o un audio que comprueben esas aseveraciones. Mucho menos un papel firmado, lo que hubiera sido tonto e inocente.
AMLO y Cuitláhuac se beneficiaron de ese apoyo desde que éste último era candidato a la diputación federal. Si hay alguien a quien Cuitláhuac le debe su curul en el Congreso de la Unión, es a Javier Duarte más que a su padrino y jefe López Obrador.
Y eso lo saben el propio Cuitláhuac y el tabasqueño, pero subrayo: no hay una sola prueba documental, videograbada o auditiva de esa ayuda. A menos que las tenga el mismo Javier.
El viernes por la noche y en otro video, Yunes llamó rajón a Andrés Manuel por negarse a debatir y dijo textual: “Quería confrontarlo, tener una confrontación de ideas y mostrarle estos papelitos donde consta que Duarte le dio dinero a él y a sus vasallos. Sabe perfectamente que así fue, por eso no se quiere enfrentar conmigo”.
El gobernador mostró por breves segundos un folder con pastas negras donde pudo traer cualquier cosa, menos las pruebas contra el Peje.
Si esas pruebas existieran y Miguel Ángel las tuviera en sus manos, sería poseedor de oro molido que le serviría para afianzar la campaña de su hijo. Además, serían un bombazo mediático que partiría en mil pedazos la imagen de honrado e incorruptible de la que hace gala Andrés Manuel.
Pero no las hay.
Reitero lector, en un debate Yunes Linares haría talco al tabasqueño, pero a colmilludo éste le gana de calle. AMLO tiene por costumbre soltar pullas y se victimiza cuando le contestan. Miguel Ángel por su parte tiene la mecha muy corta y se enciende con facilidad.
Andrés Manuel buscaba sacar de sus casillas al Gobernador y lo logró con muy poco. Éste por su parte se enojó, lo retó, mintió y perdió porque no tiene las pruebas que dice tener.
El problema es que las pullas continuarán este martes cuando López Obrador regrese a Veracruz.
Malo para el Gobernador porque volverá a perder los estribos, y pésimo para los veracruzanos que ven con tristeza la revolcada en el suelo que Yunes Linares le está dando a su investidura.
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