"Creemos que lo distrae, no se debe distraer, nuestro gobernador está para cumplirle la palabra a los veracruzanos que empeñó en campaña y tratar de abatir, en la medida de lo posible, la corrupción y generar empleos para que se reactive el tema económico", le recetó.
Según expuso al aire, con mucho sentido común político, ese tipo de confrontaciones se debe dar entre candidatos y, por lo tanto, Yunes Linares “tiene que concentrarse en gobernar; que un precandidato se meta con él, creemos que lo más sensato sería no hacer caso a señalamientos”.
Cerró con palabras sensatas. Dijo que responder (a AMLO) es “ocioso” y le recomendó: “No debe subirse a ese ring, su ring es el estado de Veracruz, sus espectadores somos los veracruzanos y son a los que nos tiene que rendir cuenta. A López Obrador hay que dejarlo que diga lo que quiera”.
¿Le falta razón al señor? Para nada. Seguramente por el cargo en que está sabe de política, al menos de política empresarial, y se da muy bien cuenta que el gobernador la está regando “de a feo”, que se distrae en cosas en las que no debe y se olvida de lo principal: gobernar, trabajar, crear empleos dice Urreta, que si algo a de saber como dirigente empresarial es de ese tema.
Y rendirle cuenta a los veracruzanos. Casi nada.
El hombre es además miembro de la mesa directiva de la Confederación de Cámaras Industriales, la Concamin, y coordinador regional para los estados del sureste de país, vicepresidente de la Cámara Mexicana de la Industria del Transporte Marítimo, además de vicepresidente de la Canacintra, la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, de ahí que su palabra pese.
Pero no abusó de ella. La utilizó bien. Dijo algo sensato, cuerdo e incluso interpretó muy bien el sentir de la generalidad de los veracruzanos, quienes padecen desempleo y para colmo viven en el horror con los ríos de sangre y las montañas de cadáveres a causa de la violencia un día sí y otro también por todo el territorio estatal.
La semana pasada, precisamente a esto último se atribuyó una versión del por qué el gobernador se enganchó con López Obrador: para tratar de distraer la atención pública y evitar el reclamo general de que ya cesen la matazón, los levantones y las desapariciones.
Otra versión que corrió en las redes sociales y en sitios públicos es que su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez no levanta entre el electorado como precandidato panista a la gubernatura e iría abajo de Cuitláhuac García Jiménez, por lo que necesita colgarse del puntero presidencial para atraer reflectores y tratar de jalar la atención para su causa.
Andrés Manuel inició ayer martes oootro recorrido por la entidad, que lo llevará del centro a todo el sur del Estado, por 21 municipios, y ya sabe muy bien la receta para estar en el centro de la atención mediática: picar a Yunes Linares para que éste se enganche y le dedique toda la atención, para que lo distraiga como dice Urreta, para sacarlo de concentración y hacerlo que pierda toda propiedad política, la propiedad a la que obliga ser titular de la gubernatura.
¿Por qué regresa casi de inmediato? Porque –eso pienso y creo– para Morena Veracruz es este año lo que fue para ellos en 2017 el Estado de México, donde se acercaron al triunfo y quedaron en segundo lugar muy por encima del PAN, muy bien posicionados. Veracruz es la joya de la corona este año y si ganan la gubernatura ahora o al menos quedan en segundo sitio con el mayor número de votos que jamás hayan tenido en la entidad, sumados a los del Edomex y a los de la Ciudad de México, donde siempre arrasan, entonces casi habrán amarrado la Presidencia. Así de sencillo.
Por eso AMLO viene de nuevo y va a continuar provocando al gobernador porque necesita que no le bajen los reflectores a su persona y a su causa. ¿Alguien duda que a raíz de su enfrentamiento con Yunes Linares ha crecido y subido todavía más ante el electorado veracruzano, el tercero más grande del país?
¿Qué le ha pasado al gobernador?
Cómo recuerdo su reacción cuando Javier Duarte expresó alguna vez (7 de julio de 2014) que le había tocado “bailar con la más fea”. Yunes lo censuró porque dijo que gobernar era un privilegio y un honor y no cabía una expresión como esa, que tal parecía que Duarte padecía el cargo, incluso adelantó que cuando llegara a la gubernatura iba a dignificar la imagen del gobernador porque ya por entonces al gordo le habían perdido el respeto en forma total en las redes sociales.
Debo confesar que yo siempre pensé que, en efecto, con su llegada a la silla principal del Palacio de Gobierno devolvería la prestancia al cargo y a la institución, que se conduciría como un hombre de Estado, que se ganaría el respeto de propios y extraños, y que su figura se agigantaría como el gobernante sin par de Veracruz.
Sin embargo, corre el riesgo de terminar como su antecesor si no se concentra, como le pide Urreta Ortega, en gobernar y en atender las más urgentes necesidades de los veracruzanos, si continúa actuando como si fuera candidato y no gobernador enfrascándose en disputas mediáticas como la que protagonizó la semana pasada con López Obrador y que le ganó que se lo acabaran en las redes sociales.
Niños expuestos a enfermedades por el frío
Quién sabe si es porque todos en el Gobierno del Estado están entretenidos en ver cómo le hacen para que el hijo del gobernador gane la gubernatura, pero en pleno y crudo invierno, en especial en algunas zonas de la entidad tienen expuestos a niños y adolescentes escolares a enfermedades por el duro y crudo invierno que nos está pegando, esto es, del frío muchas veces congelante.
Algo positivo de los gobiernos priistas hasta el de Javier Duarte y que los padres extrañan es que por lo menos se corría una hora la entrada a escuelas del distrito de Perote, o de Xalapa, o de las Altas Montañas (zona de Orizaba), o de Chicontepec o Huayacocotla, entre otras, donde el termómetro llega a los cero grados o bajo cero.
Con la actual administración panista están olvidados. Tristemente. |