Lo que fue el PRI durante mucho tiempo lo echó a perder en unos meses un dirigente que nunca supo acerca de la historia de las batallas prisitas. Desde su inexplicable llegada a la presidencia del CEN del PRI, el líder realizó una tarea de dirección sin programa. Nunca pudo advertirse un proyecto que tuviera como objetivo fortalecer al partido. Para Ochoa Reza ganar las elecciones descalificando contrincantes fue su única labor.
Desde el poder la gestión del líder priista se vio tan endeble que debieron colocarle a Claudia Ruiz Massieu como cuña que fortaleciera dicho instituto; sin embargo, era él quien daba la cara y exaltaba su imagen con pruebas fehacientes de ignorancia política deteriorando la imagen del partido.
El colmo fue cuando llamó a sus ex correligionarios “prietos” por irse a Morena. Nadie dijo nada sólo advirtieron del peligro que significaba mantenerlo al frente de ese partido.
Ya en los debates que había organizado el periodista Joaquín López Dóriga podía mostrarse un hombre que buscaba en lo anecdótico la solidez de sus argumentos. Erraba sus respuestas, se exaltaba ante la derrota verbal.
Ahora, un grupo de diputados del Partido Revolucionario Institucional exigió la renuncia de su dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza, al que atribuyeron la falta de impulso de los legisladores a favor de la campaña de José Antonio Meade y “el desaseo” en la designación de candidatos a senadores y gobernadores.
Ante esta situación, diputados de distintos estados reclamaron que a pesar de cómo se decidieron las candidaturas desde el CEN, la dirigencia no emprendió una operación cicatriz. “Ni una llamadita”, cuestionaron diputados en la reunión encabezada por el nuevo coordinador, Carlos Iriarte Mercado.
El ex dirigente estatal del PRI en el Estado de México ofreció a los legisladores inconformes una reunión con Ochoa Reza, pero el reclamo subió de tono y exigieron que la postura de los legisladores fuera llevada por Iriarte Mercado directamente a Los Pinos.
La falta de creación de cuadros afecta a todos los partidos políticos en este momento, pero la situación del PRI es muy diferente porque siempre este partido se caracterizó por la formación de líderes desde diferentes instancias que dentro de la estructura del partido existían para darle solidez a la gente joven dentro de su institucionalidad donde no había fragilidad ni debilidades, todos los candidatos eran ganadores, y así lo mostraba la historia de las elecciones.
La llegada de Enrique Ochoa Reza significó un retroceso en la historia del PRI, desde su llegada las derrotas se multiplicaron en el tricolor y poco lucimiento tuvo el resto de la militancia que sólo fue utilizada en los actos masivos como una comparsa más cercana al acarreo que a la convicción.
El PRI es una institución política en la historia de México, y debe ser adoptada como lo que es, y no una trinchera de insultos que sólo emite descalificaciones y ocurrencias contra los contrincantes.
Es necesario que ese partido adopte mejores posturas, que haya seriedad en la conducción y talento en la determinación. El PRI no es sólo una fuerza electoral sino un proyecto de país, y colocarlo por debajo de su acostumbrada posición acusa incompetencia en la cúpula.
Ochoa Reza no es una persona poco preparada ni un profesional de corta inteligencia, simplemente lo colocaron al frente de una tarea que no sabía desempeñar. Le faltó, principalmente, convicción.
El PRI no puede regalar espacios en este momento, necesita darle continuidad a los proyectos de sus militantes en el poder; sin embargo, la imposibilidad de retomar su historia, de no recordar ni por casualidad en discurso alguno la frase que le dio vida: justicia social, ubican al PRI en el limbo ideológico gracias a la inexperiencia partidista de Ochoa Reza.
A Ochoa Reza nunca se le escuchó evocar a Plutarco Elías Calles, a Jesús Reyes Heroles, o a Lázaro Cárdenas, ni siquiera retomó algunas palabras de los discursos de Colosio Murrieta en su aniversario, nunca supo dónde estaba parado. Tal vez debió quedarse en la Comisión Federal de Electricidad, donde dicen que no hizo un mal papel.
Aunque algunos egresados del ITAM quisieran que todo ex alumno fuera un genio y dominara todos los cargos públicos que el poder le otorga, esta vez le falló a Ochoa Reza, no pudo con el paquete, su función siempre fue más grande que él, y se quedó en el intento.
Pero no sólo fue la falta de determinación y cultura política lo que movió la petición de los diputados prisitas, quienes aseguraron que Ochoa Reza comete “favoritismos, imposiciones, maltrato, omisiones, cerrazón para el diálogo, ausencia de negociación y de operación cicatriz”.
Los inconformes pidieron que el tema sea resuelto por el mismo Enrique Ochoa Reza, y el precandidato a la Presidencia, José Antonio Meade.
Ochoa Reza debió cohesionar la militancia, pero la dividió. Él obedecía al grupo en el poder y no consultaba ni siquiera a los representantes de los afiliados, a través de sus sectores. Esta es una de las características de un partido que se merece mejor líder. PEGA Y CORRE. - Sin duda habrá una interesante contienda electoral en Veracruz donde la experiencia y conocimiento de la problemática estatal de Pepe Yunes, contrastará con el entusiasmo del diputado federal con licencia, Cuitláhuac García Jiménez, quien acaba de ser ratificado por la Asamblea estatal de Morena como candidato a la gubernatura… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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