El pasado fin de semana estuve en Coatzacoalcos y pude enterarme de primera mano cómo, por ejemplo, el movimiento de los trabajadores municipales inconformes afectados por la nueva administración de Morena, que se distinguieron de siempre por su militancia o su simpatía por el PRI, ya fueron convencidos de que el único que los puede salvar es el PAN y desde ya, a casi cuatro meses de la elección, se disponen a ir a votar por el vástago del gobernador. No me lo contaron. Lo escuché personalmente.
Son cientos, miles de votos que el tricolor ha perdido ya o se ha dejado arrebatar por falta de atención a una causa que merecía ser, estar acompañada por los senadores y diputados del PRI, a falta de un gobernador y de un alcalde de ese partido en tan importante municipio, pero nadie se preocupó por ello. Hoy los trabajadores afectados ya están con la idea en la cabeza de que la única forma de enfrentar con éxito a las nuevas autoridades de Morena es siendo arropados por los yunes azules.
En este caso, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares ni sudó ni se despeinó, menos se acongojó, para echarse a la buchaca un importante número de votos. Sólo le bastó su habilidad política y su don de convencimiento. Le salió barato, pues.
¿Qué ha hecho el priismo de ese puerto o el estatal para revertir la situación? Que yo sepa, nada. Es más, casí me atrevo a pensar que ni están enterados de lo que ha pasado. En su visita de Américo mañana viernes a Coatzacoalcos puede ampliar la información, si es que hay alguien que la tenga o que esté dispuesto a decirle la verdad. Finalmente, son votos que se han perdido para la causa del candidato Pepe Yunes.
Pero en el corto peregrinar del dirigente estatal del PRI por algunos distritos políticos del Estado, seguramente se enterará cómo algunos que hasta hace poco militaban en su partido, eran operadores o incluso ocupaban algún puesto administrativo o legislativo con sello tricolor, ya operan para la familia Yunes Linares-Márquez, o como muchos, sin hacer ruido, ya están incorporados al Gobierno del Estado panista.
La pregunta obligada es quién está pendiente o dialogando para convencer a los líderes locales o a quienes tienen influencia entre la militancia tricolor que no se vayan al PAN o a Morena.
El gobernador está haciendo lo suyo y se aplica al pie de la letra porque necesita votos para su hijo y porque su posición como hombre de poder y en el poder le permite convencer por las buenas o por las malas, como sea pero está teniendo éxito, según he podido platicar y escuchar a algunos que ya se brincaron para convertirse en azules.
Por lo demás, eso me da la idea de que Yunes Linares debe tener encuestas que ponen abajo a su hijo o que no tiene la seguridad de que pueda ganar, de ahí que opte por todos los recursos a su alcance incluyendo el desmantelamiento del PRI que en parte ya ha logrado.
En este “periodo de silencio”, intermedio entre las precampañas y las campañas que vienen, Américo ya no debe parar ni concretarse a las cabeceras distritales que visitará este fin de semana, sino extender su recorrido a todo el Estado, al máximo de poblaciones que pueda tanto para tratar de contener la deserción que está sufriendo su partido como para alentar al priismo, para darle respaldo y alentarlo, para darle ánimo y decirle a los tricolores que todavía quedan que sí se puede y que hay formas de lograrlo.
Pero se necesita al líder capaz de lograrlo, que todavía no se ve pero que muchos esperan que resulte Américo Zúñiga.
En este espacio he narrado ya cómo en el año 2000, cuando el PRI perdió la Presidencia por primera vez en su historia, en Veracruz el entonces gobernador Miguel Alemán confió la dirigencia estatal al jovencito Adolfo Mota Hernández y éste fue, como un verdadero misionero, tocando casa por casa por todo el Estado para decirle a los priistas de Veracruz que había un mañana y que tenían que iniciar de inmediato la reconstrucción de su partido, lo que lograron en muy corto tiempo pues en apenas 12 años recuperaron Los Pinos. Lo sé porque lo viví y fui testigo como titular de Prensa del CDE que fui nombrado entonces.
Dieciséis años después, en Veracruz el PRI perdió la gubernatura. En política no hay imposibles pero se requiere de mucha voluntad política, de mucho trabajo, de mucha entrega y dedicación, de mucho coraje, de mucha valentía y hasta de mucho entusiasmo para emprender grandes empresas y lograr el éxito. El PRI tiene, a mi juicio, al mejor candidato a la gubernatura, y en dos años, a partir de que la perdió, podría recuperar la gubernatura si tiene al partido que lo acompañe, que lo apoye, a la altura de la circunstancia histórica del momento. Ese es el gran reto de Américo. La noche del 1 de julio sabremos si aprobó la asignatura.
Barrieron a todos los julencistas
Del lado azul azul, el comentario es que el exSecretario de Infraestructura y Obra Pública, Julen Rementería del Puerto, está más que furioso porque no le respetaron el acuerdo de no mover a los suyos de la SIOP, a su salida para ser candidato del PAN al Senado.
La información que se tiene es que la nueva titular Yolanda Baizábal Silva llegó con una escoba más grande que la que usan los barrenderos públicos y barrió parejo a los julencistas, que ahora hasta amenazan con irse a Morena si no les devuelven su empleo o les dan otro.
Así las cosas, si Julen no llegara a ganar (la tiene muy difícil frente a la casi dueña de Morena en Veracruz, Rocío Nahle, a quien arrastrará a la alza el efecto López Obrador), entonces él y sus acólitos se quedarán sin empleo, en la calle.
¿Se acaba el efecto Peña Nieto?
Pues no, siempre no vino el lunes el presidente Peña Nieto a inaugurar la Torre Pediátrica, como había anunciado el director del Hospital Regional de Veracruz, Luis Cerecedo Candelaria.
Ahora el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares anunció ayer que la inauguración será el 28 de este mes, aunque no mencionó nada de la posible visita de Peña para poner en servicio la obra. |