Lo que sucedió en el penal de La Toma, en Amatlán, Veracruz, debe poner en alerta a las autoridades penitenciarias de nuestro estado. Se ha hablado de muchos cambios ocurridos durante el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, cambios en lo referente a Educación, Saludo, Asistencia Social y Justicia; todos estos rubros requerían de una atención particular que se ha estado advirtiendo. Sin embargo, sobre el tema de la prevención y reinserción social se habla poco. Durante los gobiernos de Fidel Herrera y de Javier Duarte, los penales se convirtieron es espacios gobernados por los grupos criminales. Si bien había una autoridad que custodiaba el orden, en el interior del penal los que decidían eran los jefes de la delincuencia. En algunos penales, ese gobierno interno era discreto, en otros penales era completamente descarado. Podía uno entrar a visita, a realizar alguna actividad cultural y era común encontrarse a internos fumando mariguana, o a mujeres en el espacio de los hombres, transitando con libertad; podía uno encontrar a internos desafiando abiertamente a los custodios, pasando por alto sus órdenes o arrancando los horarios de limpieza o de alguna otra actividad simplemente porque no estaban de acuerdo con quien los pusieron. Había un espacio en donde se encontraban los “jefes” y varios internos custodiando la entrada. Eso que sucedía en los tiempos de Fidel y de Duarte no puede seguir ocurriendo. Pero para ello primero se debe poner orden en la autoridad que permite ese desorden.
Ricardo Anaya se cuelga de la gracia de Yuawi; ¿esta vez sí le pagarán?
Algo que nos queda muy claro es que después de la “golpiza” mediática recibida, Ricardo Anaya quedó para el arrastre; ya ni él se cree eso de que va a arriba en las encuestas o de que puede remontar la ventaja que tiene Andrés Manuel López Obrador. Ricardo Anaya ha tenido tiempo para replantear su campaña, para crear estrategias que lo presenten como un candidato viable, como lo fuera en un principio. Al parecer ya entendió la lección, y suponemos evitará confrontarse con los medios de comunicación, sobre todo con esos que gozan de amplia cobertura. Ricardo Anaya también se dio cuenta que su popularidad bajó considerablemente al verse relacionado con temas de lavado de dinero; involucramiento que, por cierto, no ha logrado explicar. Es por ello que, al parecer, Anaya ha decidido, como estrategia, hacerse acompañar de alguien más popular que él, y ese es el niño Yuawi, el del spot del Movimiento Naranja. Ya en el arranque de campaña de Alejandra Barrales, candidata del Frente al gobierno de la CDMX cantaron juntos. Esperemos que esta vez si le paguen al chamaco. Sólo falta que se estén colgando de su gracia y ya pasadas las elecciones se olviden de él.
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Dice Carles Puigdemont que tiene miedo; ¿no pensó en eso cuando porfiaba en la separación de Cataluña?
El expresidente de la Generalitat de Cataluña, el separatista Carles Puigdemont, preso temporalmente en una cárcel de Alemania comentó a un diputado alemán que tiene miedo de que lo regresen a España y lo ingresen a una cárcel española. Carles Puigdemont dijo, según este diputado, que “está preocupado de que lo lleven de regreso a España y lo encarcelen, porque nunca se sabe si te van a violentar. Nunca se sabe si te van a torturar”. La suerte de Puigdemont se decidirá el martes 3 de marzo, que es cuando un juez en Alemania decidirá si es extraditado o si se le concede asilo en ese país. Por supuesto las apuestas están en que lo regresen a España, pues Alemania tiene tratados con España sobre delitos similares que son los de sedición y malversación de fondos. ¿Acaso Puigdemont no tenía la presciencia suficiente como para advertir lo que le esperaba? ¿No vislumbró que España no iba a permitir, por ninguna razón, que se separara a Cataluña de las otras comunidades? Ahora Puigdemont dice tener miedo, y razones le sobran para eso.
Armando Ortiz
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