Contaba el tocayo Salvador Manzur que estando en plena campaña para la alcaldía de Boca, en uno de los tantos recorridos que hacía, llegó a una colonia cuando ya permeaba la tarde-noche. Una valla de personas se aprestaba a saludarlo y la mayoría de ellas eran mujeres. Una a una iba saludando a esas damas con un besito en la mejilla, como el chiste del gallito: “compermisito gallinita, compermisito gallinita, compermisito gallinita, compermisito gallinita”… en una de ésas, el tocayo Manzur dio un besito, pero algo sintió raro; entonces recapituló, rebobinó y se sorprendió, igual que el receptor del ósculo… sí, porque no fue receptora, que si bien, era un joven homosexual, era seguro que no esperaba el saludo así del candidato. Salvador Manzur se rió y siguió dando besitos, pero ya casi por inercia, empezó a dar primero la mano y checar antes a quién le daba el picorete.
Esto viene a cuento por el tremendo beso que le plantaron a Andrés Manuel López Obrador durante un recorrido. El “faje” de la señora exhibió que el candidato de Morena es capaz de despertar las pasiones más fogosas en las mujeres, y puede pasar este hecho como un mero cuento para el anecdotario, pero así como dicen que hay Peje-zombies, ¿por qué no pensar en PRI-zombies? ¿PAN-zombies? que puedan jugarle una mala pasada a López Obrador… bastaría recordar a Cuauhtémoc Cárdenas en La Parroquia cuando llegaron a “saludarlo” unos travestís.
Insisto… la anécdota del tocayo fue circunstancial… pero qué pasa si un hombre, un travestí o un homosexual le dan tremendo beso a López Obrador… se lo dejo de tarea a los encargados de la seguridad del candidato.
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II
Un “Desconocido” llama a mi celular por la tarde… como tengo dos que tres conocidos “mamilas” que tienen bajo reserva su número telefónico, respondo pero no se trata de ninguno de ellos. Al otro lado de la línea, una voz de mujer inicia un breve interrogatorio, que por mera curiosidad, me permito escuchar antes de colgar.
Me pregunta si conozco a Pepe Yunes; me da una cifra que realmente no alcanzo a digerir que es la cantidad de recursos que bajó como Senador para Veracruz; igual me da una cantidad de obras que apoyó, pero por la celeridad de la encuesta, tampoco capto. Por último, después de redondear con un “después de todo lo que le dije y ha hecho Pepe Yunes (palabras más palabras menos) ¿votaría por él?”
II
Amanecimos bronqueados este martes, y no precisamente por echar bronca porque al parecer al alcalde de Xalapa lo que le sobran son pretextos para cumplir con uno de los principios básicos que demanda cualquier ciudadano: el servicio de limpia pública. Tenemos dos semanas y el contenedor de basura ya no soporta más desechos, tanto, que ahora algunos hijos de su mal dormir, optan por dejarlos afuera. Amanecimos bronqueados porque Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como El Bronco, ha de aparecer en las boletas para competir por Los Pinos. Hay molestia e indignación en algunos porque mientras hubo personas como Marichuy Patricio Martínez, quien hizo juego limpio, nomás no le alcanzó ser contemplada como candidata por los elevados requisitos que le piden a un ciudadano de a devis, y al Bronco, quien hizo trampa, le abren las puertas al juego de la democracia.
En lo particular, el Bronco no me ocupa… ¿por qué? creo que tiene rato que se desinfló, y allá en Nuevo León lo saben a la perfección.
En su momento, Rodríguez Calderón fue un ícono de la fortaleza ciudadana y muchos lo veneraban, tanto, que se convirtió en ídolo de los mismos políticos, como fue el caso de Gerardo Buganza Salmerón y Héctor Yunes Landa, si la memoria no me falla, que presumían sendas fotos al lado del entonces Gobernador electo. Al final, el chiste de los neoleonenses era que esperaban que El Bronco fuera candidato a la Presidencia, con tal de que no regresara al estado.
¿Y por qué no me ocupo del Bronco? por una sencilla razón: no me interesa como propuesta electoral.
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