Sin embargo, los empresarios que son denominados así, como tales son los más poderosos de México. Es precisamente entre el grupo de empresarios mexicanos donde se ubica el hombre más rico del mundo y esto ya nos habla de una desigualdad en el país sin precedente, muy posiblemente provocada por un gobierno que no ha aprendido a crear equilibrios sino todo lo contrario, profundizar diferencias.
Es en este contexto en el que aparece una aparente pugna entre el candidato de Morena a la Presidencia de la República y el líder del Consejo Coordinador Empresarial, que tiene más antecedentes que pronósticos, más mito que realidad.
Porque el poder, los gobiernos, y otras fuerzas sociales que impiden los cambios, han colocado a Andrés Manuel López Obrador, como a cualquier otro líder de izquierda, como el enemigo número uno de los empresarios.
Es decir, los enemigos de clase por antonomasia no lo son en realidad, sino que existen causas muy personales de un líder del Consejo Coordinador Empresarial que nunca ha definido su postura respecto a Andrés Manuel.
Primero mostró su disposición a revisar los contratos de la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México con López Obrador, después dijo que el candidato no tenía por qué enterarse de este proceso, luego aseguró que representaba a todos los empresarios y arremetió contra Andrés Manuel. Finalmente el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón Castañón, tiene en contra a su gremio.
Pero los miembros de CCE no rechazan la representación de Castañón por haberse enfrentado al candidato de Morena, como podría pensarse, sino porque desde la llegada a dicha asociación, Castañón, fue cuestionado. Más aún cuando su carrera hacia la presidencia del organismo empresarial fue rápida y nada discreta.
De inmediato empezó a verse la mano que no pudo estar mucho tiempo escondida. Primero fue la de Mario López Valdés, Malova, quien hizo hasta lo imposible para que su gran amigo llegara al CCE y, una vez instalado en sus filas, Castañón traicionó a Malova, y prefirió la amistad de Gerardo Gutiérrez Candiani, y lo condujo hasta la presidencia del organismo. Una vez dentro se convirtió en el hombre incondicional de Ariel Picker, dueño de Seguritech, quien, según afirma Salvador García Soto, le da órdenes al presidente del CCE, motivo por el cual, los agremiados a esta central empresarial, quieren que deje la presidencia.
Castañón es dueño de Almacenes Muebleros de Los Mochis, trampolín que lo lleva a ser parte de la Coparmex, luego presidente de dicha asociación y finalmente presidente del CCE.
Desde entonces a Castañón se le acusa de ser un “broker”, un organizador de transacciones entre un comprador y un vendedor, y que sigue las órdenes del empresario Ariel Zeed Picker Schatz.
Las firmas Seguritech S.A. de C.V., y Comunicación Segura S.A. de C.V., se han convertido en un “monopolio” de los sistemas de seguridad pública en al menos 20 entidades del país, según indicó Jenaro Villamil.
Castañón viaja por todo el país en el avión privado de Picker Schatz y ha obtenido contratos en Sinaloa por mil 300 millones de pesos; Michoacán, por 5 mil 500 mdp; Edomex por 6 mil mdp; Sonora, por 2 mil 400 mdp y CDMX por 2 mil 345 mdp.
Todo lo anterior, con el apoyo del secretario de Relaciones Exteriores, quien aseguró que aprendería diplomacia sobre la marcha, sin lograrlo. Luis Videgaray.
Juan Pablo Castañón coloca al gremio empresarial donde nunca había estado, en el ámbito del escándalo.
Castañón señaló que "no se trata de pleitos y confrontaciones, podemos diferir en puntos de vista, pero dialogar en un marco de respeto".
Dijo estar abierto al diálogo con todos los candidatos a la Presidencia de la República, pero en este momento Castañón no representa a la mayoría de los afiliados de su organización y esto puede dividir a los empresarios, anteriormente tan unidos.
La participación de los empresarios en política había sido, hasta ahora, muy discreta. Por lo regular en lo oscurito, sin evidencias, sin pruebas, sin compromisos visibles.
Jorge Castañeda, coordinador estratégico de Ricardo Anaya, reconoció que en 2006 sí existió un frente de empresarios unidos contra Andrés Manuel López Obrador.
Es decir, esto se sabe 12 años después. Pero el hecho de que haya división en las filas de alguna organización empresarial es una de las muchas novedades que nos muestra la actual época de campañas.
En realidad son pocos los empresarios que rechazan de manera tajante, la candidatura de López Obrador. Saben que aunque quiera mover financieramente algo de manera racial, no puede. Y no son solo los intereses de quienes prefieren estar como están sino las propias estructuras económicas de México que impiden golpes de timón en la economía.
Los grandes empresarios están a la expectativa y los millones de empresarios medianos y pequeños están definidos en lo individual, pero no de manera grupal. Los empresarios quieren certeza, y hasta el momento las actuales condiciones del país y sus funcionarios públicos no la han ofrecido. Las campañas muestran un rostro desconocido en la cúpula del empresariado, esto los acerca a la gente. Los hace ver de carne y hueso, con errores y aciertos, con debilidades y fortalezas. Porque hasta ahora se habían mantenido en una esfera de cristal donde nadie se atrevía a mirar. PEGA Y CORRE.- La pobreza lleva a extremos de criminalidad, porque en el intento por robar los rieles del tren para venderlo como fierro viejo, por kilo, un tren que transportaba polietileno de Veracruz a la Ciudad de México descarriló entre los municipios de Acultzingo y Orizaba, luego de que personas dejaron una parte de la vía sin rieles… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
Dudas y comentarios:
angelalvarop@hotmail.com
Facebook: PoliticosAD |