Y es que los veracruzanos saben tanto, de lo que pasa en palacio y con su gobernador, que se le ha visto muy nervioso y malhumorado en los últimos días. ¡Y cómo no! Imagínese que ni con todos esos recursos; ni con todo ese dinero; ni con todas sus estrategias balandronas pudo ampliar la ventaja entre sus adversarios y su proyecto.
Lo han desmentido públicamente; por su parte Yeidkol Polevnky, la dirigente nacional de MORENA, ya le lanzó la advertencia de que “no se le vaya a ocurrir intentar un fraude”. Los veracruzanos sabemos que ha amagado al árbitro de la contienda y que el OPLEVER ha cerrado los ojos y se ha tapado los oídos para dejar pasar un sin fin de excesos que a todas luces violan el principio de iniquidad, y las leyes electorales que deberían estar rigiendo la contienda.
Tan sólo ayer, en el cierre de campaña de su hijo, el gobernador reaccionó colérico ante la pregunta de un compañero reportero que osó cuestionar si tenía permitido acudir a ese acto proselitista. Furioso le contestó que “ no es día ni hora hábil”. Ahora ya sabemos que sí tiene horario de oficina y que no trabaja todos los días de sol a sol, como solía decir en sus discursos para adornarse.
En suma, los veracruzanos ya saben que al gobernador Yunes no le están saliendo las cosas. La concentración de personas de ayer en la Macro Plaza del puerto de Veracruz, causó el repudio de la mayoría de los veracruzanos, que vieron el acto como un dispendio de recursos y un exceso más del gobernador en su plan desesperado de quedarse con la entidad otros seis años.
Pero reza el dicho popular que “no hay mal que dure 100 años, ni veracruzano que lo aguante”, o algo muy parecido. Unos confían en que al gobernador lo aplaste esa locomotora en la que parece haberse convertido “el efecto Andrés Manuel López Obrador”. Otros rezan para que algo no calculado suceda y gane el mejor de los candidatos en la disputa estatal, Pepe Yunes, que está cerrando con una tendencia a la alza, que pronto sabremos para qué le alcanzará.
Los veracruzanos más conservadores quieren pensar que si se suman todos los votos en contra de papá Yunes y sus yunecitos, es más que lógico, que pronto se puedan deshacer de ellos. La cuestión parece centrarse en que los indecisos se enteren de la importancia de su papel. Que los miles de agraviados por la actual administración estatal se concentren en su activismo para acercar votos útiles a las urnas, y atajen al remedo de monarquía jarocha. Y que los simpatizantes de los partidos adversarios del gobernador, tejan fino para poder derrotarlo.
En las redes sociales, crece el descontento por los actos grandilocuentes del hijo del gobernador y también por sus pifias en busca de votos para su sucesor. Los veracruzanos saben con quién están tratando. Ojalá lo tengan muy en cuenta el próximo domingo.
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