Es tiempo de volver a la armonía. Debemos darle lugar a la paz social. Entender al próximo. Los políticos deberán hacer lo propio, no podrá haber ni revanchas ni rencores si quieren gobernar bien, quien quiera que sea que gobierne.
Necesitamos un país de mexicanos que nos una la historia pero también el futuro. Y separados no podemos llegar a un mañana dividido, donde los privilegios de unos contrasten con la miseria de otros. Por eso quienes deben poner el ejemplo serán los gobernantes, quienes deberán dejar la soberbia que podría ofrecerles el triunfo para dedicarse a servir.
Por su parte el ciudadano deberá ser cuidadoso de la conducta de los políticos en funciones y tomar las calles no sólo para celebrar el triunfo de la selección sino para protestar por los desvíos de fondos y el acarreo y la corrupción.
Los políticos deben prometerse a sí mismos no mentir y si mienten que sean sancionados severamente. Ya basta de engaños, de promesas no cumplidas. El gobierno en la democracia debe obedecer el mandato de la población. Y no al revés.
La población debe romper con los malos hábitos de los gobernantes, gane quien gane. La protesta social debe hacerse escuchar sin manipulación ni consigna sino con la exigencia de que se actúe bien y con honestidad en la administración pública.
El clima de violencia fue inédito, en las elecciones para renovar cerca de 3 mil 400 cargos de elección popular, hubo un saldo de al menos 120 personas vinculadas a los comicios asesinadas, Amnistía Internacional alertó que “se corre el riesgo de que durante este proceso las personas no puedan ejercer libremente sus derechos humanos por miedo a represalias”.
Este tema coloca contra la pared al gobierno federal y al propio INE, cuyo presidente consejero Lorenzo Córdova, asegura que la seguridad corresponde a la autoridad federal, no a la autoridad electoral.
Hacer justicia a tiempo. Renovar bríos para trabajar por los demás. Sensibilizar a los funcionarios públicos sobre las necesidades de la población. Respetar al prójimo como si fuera uno mismo, son factores que no son imposibles de llevar a cabo.
Debemos armonizar, aplaudir cuando sea necesario y criticar cuando así se requiere. Exigirle a los periodistas, analistas, comunicadores, columnistas, objetividad. Que no escriban por consigna y menos aún sustentados en dinero que emana muchas veces del poder para construir fantasías sobre el quehacer de los gobiernos en sus tres niveles.
Es necesario ir más allá del derecho al sufragio para alcanzar mejores niveles de vida, para ser mejores y para superar el día de ayer que debe quedar en el pasado. Siempre el futuro será mejor y eso depende de nosotros.
En estas campañas no hubo inocentes. Todos buscaron agredir al contrario. Los debates se convirtieron en una serie de acusaciones, muchas veces sin sustento real, pero que hacían cada vez más tensas las propuestas. Ningún candidato permitió que sus contrincantes concluyera una propuesta, pero eso sí exigían los medios temas que estaban fuera de la agenda de cada uno de los debates.
Los medios insistieron hasta el cansancio en definir un ganador de los debates como si se tratara de una pelea de box, querían sangre para subir el rating. Esto obligó a muchos sectores de la población a enfrentarse con algo más que ideas y en algunos casos pasaron de las palabras a los golpes, cuando en realidad las votaciones, los debates y las campañas son para pensar en propuestas y no para pelear en cada mensaje de texto o en todos los correos electrónicos o tratar de convencer a los contactos de votar por tal o cual candidato.
Para los medios los candidatos se convirtieron en la única propuesta y sobre la imagen del candidato se fueron con todo a la yugular entre todos, como si no se estuviera llevando a cabo una campaña que consolide nuestra democracia sino una pelea de gladiadores de la Roma antigua.
Los ciudadanos, los funcionarios, los comunicadores, deben, en primer lugar, conocer las leyes. En la Ciudad de México hay una Constitución que incluso ni los propios candidatos que compitieron por la jefatura de gobierno de la capital conocen. Deberán repasar en estos días de veda electoral, la Constitución del país y la que regirá en la Ciudad de México, porque más de un candidato a la jefatura de gobierno desconoce las leyes que los regirán, y esto debe hacerlos merecedores del desprecio de los votantes.
Si lo más elemental que le da sustento a una candidatura se desconoce debería haber dedicado ese tiempo a otra actividad y no hacer pensar a la población que puede llegarse a concursar por el gobierno desconociendo sus derechos y obligaciones.
Es por ello que los mexicanos debemos basar nuestras acciones en la Constitución y obligar a los políticos en el poder a acatarla.
Sobre la base de la legalidad es donde debe asentarse no sólo la tranquilidad social sino la armonía. Y es en la armonía donde creceremos y superaremos la actual situación del país que es lamentable, a pesar de tener una gran riqueza natural.
Votar no es suficiente para avanzar y cambiar. Es necesario ir más allá y ver al que fue contrincante como un compañero de lucha por la transformación y no un enemigo que todavía incurre en la ingenuidad involuntaria. PEGA Y CORRE.- El acarreo y la coacción del voto debe ser erradicado. A pesar de que es un delito será una práctica que se lleve a cabo el próximo domingo. En Veracruz, por ejemplo, los empleados públicos están amenazados de despido si no votan por el gallo del gobernador. A ver si no se queda sin personal… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
Dudas y comentarios:
angelalvarop@hotmail.com
Facebook: PoliticosAD |