En muy pocas ocasiones lo hago, pero asumo que este es un momento oportuno: Me tomaré la libertad de dirigirme a mis lectores en primera persona.
Un buen amigo, a quien aprecio y lamento no saludar con mayor frecuencia, me criticó el tono que utilizo al referirme al actual gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
Me cuestiona si algo malo me hizo (asumiendo la posibilidad de que mi postura sea producto de algún agravio personal) y me pregunta si lo que quiero es “quedar bien con el gobernador electo”.
Me sugiere no “regatear” lo que se hace bien, y “aceptar” lo que se ha hecho mal. Con una actitud que desde mi óptica es marcadamente condescendiente con el actual gobernador, este amigo me hace notar que “ha habido un gran esfuerzo por rescatar a Veracruz, allí están los hechos”.
Respecto a uno de los problemas más graves que enfrenta la actual administración, también tiene su lectura:
“La delincuencia no es privativa de Veracruz, bien lo sabes que se dejó crecer y ahora quisiera saber quién con una varita mágica o por decreto va a traer La Paz”.
Me recuerda que para un periodista “de mi estatura”, la objetividad y la congruencia son importantes, y él no ha visto que yo reconozca algo bueno del actual gobierno.
Voy a las respuestas:
No, Miguel Ángel Yunes Linares no me ha provocado agravio alguno. Aunque sé de su existencia desde mis principios en el periodismo, allá por 1980, en realidad fue durante la administración de Patricio Chirinos, cuando él era secretario de Gobierno, que tuve mis primeros contactos con él.
Después de esa etapa no volvimos a tener comunicación sino hasta el 2005, cuando hizo algunos comentarios favorables sobre artículos que escribí, en los que criticaba al gobierno de Fidel Herrera.
En los siguientes meses intercambiamos opiniones y me enviaba información sobre los desatinos que él detectaba en la administración del nativo de Nopaltepec.
Concluyó ese período y salvo un saludo estrictamente institucional, allá por 2013, nunca más volvimos a tener contacto.
Quienes me favorecen con la lectura de mis textos, sabrán muy bien que mis cuestionamientos a la administración de Miguel Ángel Yunes Linares no se iniciaron con el triunfo de Cuitláhuac García y, por lo tanto, la tesis de que mi línea editorial pretende congraciarme con el gobernador electo, carece de sustento.
No regateo los logros de una gestión pública… cuando los hay.
He sido especialmente enfático en el gran aporte de este gobierno al impedir que se caiga en la anarquía, con manifestaciones y expresiones sociales que afectan a terceros; he reconocido, en mi propia experiencia, que jamás alguien ha intentado coartar mi libertad de expresión.
Pero no ha sido mi intención, desde que hago análisis político, convertirme en panegirista de ningún político.
El gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares ya cuenta con medios de comunicación que se encargan de difundir los dichos (y quizás algunos hechos) que favorecen a su imagen. Hoy Notiver, XEU o Versiones –por mencionar sólo algunos- han asumido esa tarea y es muy respetable, aunque no la comparto.
Asumo que será siempre más útil señalar las pifias (y no “aceptar lo que se hace mal”) en el afán de que éstas se corrijan, para beneficio de la sociedad.
Critiqué severamente a Fidel Herrera y casi al final de su gestión, en una charla que él mismo provocó, me dijo que respetaba mis puntos de vista, aunque no coincidiera con muchos de ellos.
Cuestioné la gestión de Javier Duarte y de manera personal debatimos sobre temas en los que nunca estuvimos de acuerdo, como la aprobación -durante su período como diputado federal- del aumento al IVA.
Un amigo –Alberto Silva- me invitó a sumarme a su equipo de trabajo como Director de Prensa del gobierno estatal. La propuesta, por supuesto, fue antes consultada con Javier Duarte. Colaboré durante siete meses en esa área y cuando sus criterios y los míos dejaron de coincidir, les di las gracias y retorné a lo mío: el análisis personal, propio, independiente, de lo que acontece en Veracruz.
No soy objetivo. Soy analista, no cronista. Escribo lo que representa mi visión de las cosas y con toda seguridad habrá quienes las vean de otra forma. Aplaudo esa divergencia.
Es cierto: La delincuencia no es privativa de Veracruz y eso es una verdad digna de Perogrullo. Al primero que se la escuché fue a Fidel Herrera; la repitió Javier Duarte y hoy la ocupa Miguel Ángel Yunes Linares.
Pero ni Herrera ni Duarte fueron en busca de votos prometiendo que “en seis meses volverá la paz al estado”. Yunes Linares sí lo hizo.
Y se vendió ante los veracruzanos como el líder de una cruzada contra la corrupción y desde antes de asumir el poder ya estaba desviando recursos (los que –como él mismo reveló- “recuperó” de exduartistas, contras lo que, por cierto, su gobierno no ha actuado).
Y les renovó, antes de tiempo, la concesión de la caseta de peaje en Dos Ríos a sus aliados, de la familia Ruiz; y le otorgó al Grupo Chedraui el contrato para repartir apoyos, abiertamente electoreros, en todo el estado. Y decidió no sumar a Veracruz al programa de compras consolidadas de medicinas, pues prefirió otorgar dicho beneficio a una empresa con la que ya había hecho negocios durante su etapa como Director del ISSSTE.
Y simuló licitaciones o invitaciones para asignarle contratos a las empresas del dirigente estatal del PAN, José de Jesús Mancha, y hay una lista de “contratistas consentidos” a los que se les asigna la mayoría de los contratos y a quienes se les paga en forma puntual.
Esos son sólo algunos ejemplos.
No se define si un gobernante es mejor o peor, a partir de compararlo con sus antecesores. A un gobernante se le califica a partir de sus propios logros y sus omisiones.
Repetir hasta el cansancio que Javier Duarte es un ratero para justificar el mal desempeño de Miguel Ángel Yunes Linares en el mismo cargo, es como sugerir que se puede ser malo, siempre y cuando otros lo hayan sido más.
Servido, querido amigo.
* * *
Epílogo.
La derrota de su “cachorro” lo transtornó. Ya no mide consecuencias. Hace lo que considera necesario -aunque sea ilegal- para imponer su voluntad. El pasado viernes 20 de julio la Gaceta Oficial del Estado, informó que se otorgaba patente de aspirante al ejercicio de notario a Eduardo Domínguez Zamudio, hijo del actual secretario de Turismo del Estado, quien también es notario público, y que fue Director de Notarías y Presidente del Colegio de Notarios de Veracruz. El joven Eduardo Domínguez Zamudio es, por cierto, muy cercano a Miguel Ángel Yunes Márquez, el derrotado candidato a la gubernatura. ¿Compromisos de campaña? *** Los ataques contra la diputada Cinthya Lobato (quien cometió la “insensatez” de enfrentarse a la camarilla de políticos al servicio del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares) son cada vez más burdos. El montaje de los esbirros de Jaime Téllez Marié, en la negociación de los cuñados de Cinthya Lobato, fue grabado por las cámaras de vigilancia. ¡Ni cómo ayudarlos! *** En Coatzacoalcos, un comerciante fue atacado a tiros por varios sujetos, quienes llegaron hasta su departamento y le dispararon. El ataque ocurrió a las 14:30 horas del pasado sábado en uno de los edificios de la colonia Playa Sol. La víctima fue trasladada a un hospital en graves condiciones de salud. Coatzacoalcos está considerada entre las ciudades con mayor percepción de inseguridad de todo el país. ¿Y la policía? Correteando acreedores y acosando a los adversarios del gobernador.
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