Resulta ser que anta la nula capacidad del Estado (gobierno municipal, estatal y federal) de garantizar lo referido en la misma constitución federal en su artículo primero que señala “todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece”, decidieron colocar una reja mediante la cual solo se permite el tránsito a quienes habitan dicha zona, garantizando con ello el descenso inmediato de los índices de inseguridad que prevalecieron en la zona previo a la colocación de la referida reja.
Lastimosamente, algunos vecinos de la zona –quienes afirman ser muy influyentes y hasta contar con el respaldo de la misma autoridad municipal en la persona del propio alcalde Hipólito Rodríguez Herrero- han iniciado una cruzada para solicitar a la por demás obtusa directora de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, América Carmona Olivares, el retiro inmediato de la referida reja, que lo único que impide es el tránsito de vehículos (autos, camiones) a una zona cerrada a donde nada tienen que hacer, pues el espacio evidentemente solo los llevaría a las propiedades (casas) de los afectados.
Por cierto, en reiteradas ocasiones se le ha solicitado a la mencionada funcionaria el derecho de audiencia, negándose en todo momento atenderlos, aludiendo mil y un pretextos, lo que eleva aún más sus sospechas.
Y es que Carmona Olivares, prefirió, no se sabe si por instrucciones o por consigna favorecer en derecho a dos o tres personas sobre el bienestar de 27 familias, argumentando que no se puede impedir el libre paso, cuando de antemano, la libertad de tránsito se refiere constitucionalmente a otra cosa, y no en el sentido a una privada a donde no se afecta a comercios, parques, iglesias, escuelas, porque simplemente no existen, aunado al hecho de que el paso peatonal, no se ha impedido, pues existen dos accesos para quienes quieran caminar por el lugar.
La preocupación de estas 27 familias respecto al actuar de los quejosos entre los que se sabe se encuentra la C. Mercedes Aladro de Massieu, es el saber cuál es su interés en un espacio en donde no tendrían por qué tener incumbencia, pues al no ser habitantes de estas dos calles, resulta ya hasta sospechosa su cruzada.
La queja reiterada de estos vecinos del Fraccionamiento La Marquesa hacia su autoridad municipal se circunscribe en el hecho de que a raíz de la colocación de la mencionada reja –hoy amenazada, en ser removida- se acabó con el tránsito de vehículos que nada tenían que hacer por ahí, se terminó la ingesta de bebidas alcohólicos en vía pública –común entre algunos jóvenes, que sin supervisión de los padres acostumbraban realizar en la zona-, arrancones de unidades que ponían en riesgo a vecinos y demás bienes propiedad de estas 27 familias, música a todo volumen en una zona residencial a altas horas de la noche, y principalmente se acabaron los robos y asaltos.
Cabe resaltar que, por ser una privada, los rondines de las autoridades policiales eran nulos o casi nulos.
A cambio los vecinos organizados, se han dado a la tarea de rescatar las áreas verdes, de podar la zona y mantenerla limpia, se han brindado todas las facilidades para que la autoridad municipal realice las tareas de recolección de Limpia Pública, entre otras.
Ojalá la actitud por demás inteligente del alcalde Hipólito Rodríguez Herrero impere para bien de estas familias, que lo único que le suplican a su autoridad municipal es darles las garantías de seguridad a la que se comprometieron cuando fueron electas como autoridad por la ciudadanía.
Al tiempo.
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