“Es importante que los expedientes sean sólidos y los jueces o las instancias correspondientes hagan su trabajo para que esta persona con claros señalamientos, pague por todo el daño que ha hecho”, comentó.
El problema es que en el contexto actual se ve muy difícil que Duarte dure en prisión mucho tiempo. Y es que en sus ganas por zamparlo en el bote, la PGR elaboró las acusaciones sobre las rodillas.
Desde el proceso de extradición con Guatemala, ya desde ahí hubo fallas. Por ejemplo, no se incluyó en las carpetas el delito de desaparición forzada. Y Duarte tiene que saber, ahora sí que forzosamente, sobre algunas de las desapariciones que ocurrieron en su administración. Sin embargo, no está siendo procesado por este delito que es de lesa humanidad.
Para colmo, los fiscales están batallando para comprobarle los cargos que le imputan.
Javier robó a manos llenas y todo el mundo lo sabe, pero astuto como es, preparó bien su fuga y cuando lo detuvieron, preparó su estancia en la cárcel y sobre todo su defensa.
Sabe que las acusaciones que pesan sobre él son endebles por lo que podría salir bajo fianza y defenderse desde su casa. Pero sabe además que tiene que cumplir con su cuota en prisión para atemperar la ira de los jarochos que aún desean colgarlo del palo más alto.
Sólo que con la puesta en libertad de la Gordillo, su tiempo en la cárcel podría acortarse. ¿Por razones políticas? No necesariamente, aunque pudiera ser. Pero sí puede salir por yerros judiciales.
Quienes también podrían salir en breve por las pifias de la Fiscalía General del Estado, son sus ex colaboradores encerrados en Pacho Viejo.
Tómalo como un rumor, lector, pero se cuenta que la noche del 1 de julio y mientras el gobernador Miguel Ángel Yunes rumiaba su desgracia electoral, en Pacho Viejo se destaparon varias botellas para brindar por el triunfo de Morena y la inminente puesta en libertad de los presuntos cómplices del duartismo.
¿Está preparando sus maletas Javier para salir del Reclusorio Norte?
La verdad quién sabe, aunque no sería nada raro. Lo raro será que el juez que lleva su causa le eche más de 80 años en prisión.
Pero en caso de que a Duarte no le den la condena que merece, ocho millones de veracruzanos resultarán más burlados que una novia a la que dejan plantada en la iglesia.
Y sí, el temor está latente. Al igual que Elba Esther, Javier Duarte podría recuperar su libertad por la torpeza e incapacidad de las autoridades judiciales que (parafraseando al periodista de la CDMX), lo están acusando de robarse unos Frutsis, cuando deberían imputarlo por hacer violadera de chamacos en un jardín de niños.
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